Los más desfavorecidos, objetivo de Fernando Lugo, presidente electo de Paraguay
- Lugo no descarta que el Partido Colorado, tras 60 años en el poder, intente un boicot
- La victoria del ex obispo se enmarca en el ascenso de la izquierda en Latinoamérica
- La Iglesia de Paraguay anuncia que mantendrán las relaciones con el Estado
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El presidente electo de Paraguay, Fernando Lugo, ha asegurado al corresponsal de Radio Nacional en América Latina, Fran Sevilla, la prioridad de su gobierno será atender a los más desfavorecidos. Sobre la coalición heterogénea de fuerzas políticas que le ha dado el poder, Lugo afirma que "la gran fortaleza de la alianza era construir la diversidad y apostar por los grandes temas del país".
La victoria de Lugo en las elecciones presidenciales del domingo pone fin a seis décadas de poder del Partido Colorado, del que dice cree posible "un intento de boicot" a su gobierno.
La nueva izquierda
Lugo ha asegurado que su victoria se enmarca en el auge de un nuevo tipo de izquierdas en Latinoamérica. Así, varios gobernantes latinoamericanos le han felicitado por su victoria. Hugo Chávez, presidente de Venezuela, le llamó por teléfono y ambos "manifestaron su deseo de encontrarse lo más pronto posible para conversar sobre los planes de cooperación y complementariedad".
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, aseguró que "el triunfo de Lugo es una piedra más para la sepultura definitiva de esos modelos (neoliberales) tan nefastos en la región".
Lugo también ha recibido las felicitaciones del presidente nicaragüense, Daniel Ortega, quien en una llamada telefónica consideró que con su triunfo "los pueblos latinoamericanos cuentan con un hermano más".
Luiz Inacio Lula da Silva ha afirmado que a pesar de compartir principios ideológicos con Lugo, no habrá cambios en el tratado entre Brasil y Paraguay sobre la hidroeléctrica binacional de Itaipú, como propuso el ex obispo, y añadió que la agenda bilateral "va más allá de la hidroeléctrica".
La reacción de la Iglesia
La Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) ha optado por la cautela y ha señalado que respeta la victoria del ex obispo, suspendido "a divinis" por el Vaticano, en el 2006, tras renunciar a su estado clerical antes de lanzarse a la arena política.
El episcopado señaló por medio del obispo Adalberto Martínez que los prelados mantendrán "las relaciones de colaboración entre la Iglesia paraguaya y el Estado" y que aguardarán la postura del Vaticano al respecto.
Por su parte, el ex obispo ha manifestado su deseo de volver a las filas de la Iglesia cuando dentro de cinco años termine su mandato presidencial.