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¿Tiene futuro el teatro alternativo?

Nos metemos entre bambalinas para conocer de cerca el teatro alternativo, sus problemas y sus encantos. Trampolín para muchos nuevos creadores, es en demasiadas ocasiones poco rentable.

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Madrid cuenta con veinte salas de teatro alternativo. Hace una semana perdió la número ventiuno, la sala Ítaca. ¿Es su cierre un caso aislado? ¿Tienen sus compañeras los días contados? Nadie cuestiona la calidad de las propuestas. "Campillo o el corazón de las piedras" el montaje testamentario de la Ítaca cosechó excelentes críticas. Según Pedro Ortega, su director, la creatividad justifica cualquier descalabro : "Hemos fracasado, sí, pero hemos existido y hemos propuestos buenos espectáculos"

La cara luminosa de esta realidad la encontramos en la sala Triángulo, una de las más veteranas del panorama madrileño, que en septiembre celebra su vigésimo aniversario. Sin embargo, el buen trabajo que no se convierte en recurso no paga las facturas. Las empresas que gestionan estos espectáculos son, en su gran mayoría, negocios deficitarios que se nutren de la ilusión y máxima disponibilidad de las personas implicadas en cada proyecto.

Muchos autores teatrales consideran que en España existe un problema endémico hacia la cultura en general.  El vacío de las plateas habría que buscarlo, según esta teoría, en el poco respeto hacia las propuestas teatrales más arriesgadas.