La Policía reconoce que el caso del 'padre de los horrores' "supera todo lo conocido hasta ahora"
- Confirma que es el padre de los siete hijos de su hija y que mató a uno de ellos
- La ha violado de manera sistemática desde que tenía 11 años
- El acusado: "Deploro el caso. Mi familia me da pena"
- Ha sido puesto a disposición judicial
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La Policía de Baja Austria ha confirmado que el jubilado Josef Frizl, de 73 años, ha confesado hacer encerrado a su hija durante 24 años en un calabozo subterráneo, haberla violado sistemáticamente, haber tenido con ella siete hijos y haber quemado a uno de ellos.
"Es uno de los casos más graves de la historia criminal de Austria, que supera todo lo conocido hasta ahora", ha reconocido con estupor el responsable de seguridad de Baja Austria, Franz Prucher, que ha destacado que "el caso está resuelto".
La declaración de Prucher ejemplifica perfectamente la conmoción que ha provocado el caso en la república alpina por la confesión exhaustiva de Frizl, que ha sido trasladado a los recintos de la Fiscalía de Sankt Pölten, capital del estado de Baja Austria, donde será puesto a disposición de un juez de lo penal.
Las únicas palabras que han transcendido del sospechoso sobre los hechos son: "Deploro el caso. Mi familia me da pena".
Encerrada durante 24 años
El calvario de su hija Elizabeth, que ahora tiene 42 años, comenzó cuando tenía sólo 11. Entonces su padre comenzó a abusar sexualmente de ella. A principios de los años ochenta, la joven inició el aprendizaje de un oficio y trabajó en una gasolinera de la autopista de Viena a Salzburgo, pero oficialmente desapareció en agosto de 1984 sin dejar rastro.
Su madre presentó una denuncia por su desaparición a la policía, pero dado que Elisabeth ya era mayor de edad, las autoridades pensaron que había abandonado el hogar por voluntad propia.
Su padre hizo creer a todo el mundo que se había unido a una secta y había huído de casa. Para apoyar esta leyenda la obligó a escribir una carta que justificaba esta versión.
Sin embargo, lo que ocurrió en realidad, fue que Elizabeth se escapó de la casa, pero luego volvió y su padre la llevó al sótano, donde la maniató con esposas, la drogó, y de donde ya nunca salió hasta hace pocos días. Elizabeth ha vivido dos metros bajo su casa en condiciones infrahumanas durante 24 años, sin que , aparentemente, ni su madre ni un hermano supieran de su existencia.
Pero los horrores de esta historía continúan. En 1988, fruto de las continúas violaciones de su padre nació Kerstin, la primera hija de la mujer en el insalubre zulo descubierto este domingo.
Se destapa el escándalo
El pasado 19 de abril, la joven se desmayó en el escondrijo y fue trasladada al hospital a instancias de su madre. Allí, se le detectó una enfermedad genética relacionada con el incesto. Además, Friztl incurrió en contradicciones al explicar el caso a las autoridades y se comenzó a sospechar que podía ser el padre. La joven continúa en cuidados intensivos, debatiéndose entre la vida y la muerte.
Durante los 24 años del encierro de Elizabeth fueron naciendo otros hijos. En 1990 nació Stefan, que al igual que su hermana, probablemente tampoco vio la luz del día hasta que salió del zulo hace unos días.
Dado que el espacio en el escondite, de unos 60 metros cuadrados, era demasiado pequeño para los descendientes que seguían naciendo, aparecieron en la puerta de la casa familiar Lisa, en 1992, y Monika, en 1993, a los nueve y diez meses de edad, respectivamente.
Parece que fue el propio Josef Fritzl quien colocó a los niños allí para dar la impresión de que había sido la madre quien los había dejado al cuidado de sus padres. Estos tres hijos fueron "adoptados" por el matrimonio y hacían una vida que los vecinos y compañeros de escuela consideraban normal.
En 1996 nacieron gemelos, uno de los cuales murió al cabo de tres días y, según declaró la madre, su cuerpo fue incinerado en el jardín por Fritzl. Su hermano gemelo, Alejandro, apareció 15 meses más tarde en la puerta de la casa, al igual que otros dos de sus hermanos. El último vástago, Félix, nació en 2003 y permaneció siempre en el zulo.
Un infierno de 60 metros
Muchos se preguntan cómo Elizabeth y tres de sus hijos pudieron vivir en el sótano de la casa sin que nadie, ni siquiera la esposa del sospechoso, se diera cuenta de la situación. Lo cierto es que su padre había diseñado un infierno a medida para abusar de su hija. Así, esta suerte de mazmorras eran una especie de segunda vivienda ventilada con aire forzado, una pequeña cocina, una ducha, televisor y espacio para dormir.
Para acceder a este escondite había que pasar una puerta de acero que se deslizaba por raíles y que estaba disimulada por estanterías en el sótano, y que sólo podía abrirse mediante un código electrónico, que finalmente el hombre entregó a la policía el pasado domingo para que penetrara en su interior.
En los mismos bajos, también se descubrió una habitación acolchada, posiblemente para impedir que las voces salieran al exterior en esa zona residencial de Amstetten, una localidad de 23.000 habitantes a 130 kilómetros al oeste de Viena .
Indignación en Amstetten
Este terrible caso ha vuelto a sacudir a la sociedad austriaca, aún perpleja por el 'caso Kampusch', la joven que fue secuestrada el 2 de marzo de 1998, a los 10 años de edad, y que no fue hasta el 23 de agosto de 2006 cuando, débil y demacrada por los años de cautiverio, logró escapar de su captor.
Varios vecinos han coincidido en la existencia de rumores sobre supuestos antecedentes penales del sospechoso por acoso sexual a mujeres, en su mayoría embarazadas, pero estas versiones todavía no han sido confirmadas por las autoridades.
Otros vecinos destacaron que en el pasado les llamó la atención el mal olor que salía de las chimeneas de la casa, un posible indicio de que Fritzl quemaba allí la basura generada por el encierro de su hija y tres de sus hijos.
Según los vecinos de Josef Fritzl, este ingeniero, propietario de su propia empresa, tenía antecedentes penales y había cumplido incluso una pena de cárcel, extremo que las autoridades no han querido comentar.
En dos días está previsto que se conozcan los resultados de un análisis de ADN que aclarará definitivamente si hubo incesto