Al 'monstruo de Amstetten' le gustaba coquetear con las mujeres y estar bronceado
- Fritzl gobernaba su casa "como un teniente general"
- Destacan sus frequentes viajes a Tailandia en referencia al posible abuso sexual de menores
El ingeniero jubilado austríaco Josef Fritzl, tristemente famoso por el encierro y la violación de su propia hija durante casi un cuarto de siglo, es un hombre dinámico y autoritario que esconde un perverso monstruo su interior.
Según el testimonio de numerosos vecinos y conocidos de Fritzl, éste siempre trataba de estar bronceado, coqueteaba con las mujeres y llamaba la atención por el exagerado cuidado de su jardín, donde se descubrió el calabozo subterráneo, en el que su hija Elisabeth tuvo que malvivir durante 24 años.
Allí nacieron siete hijos producto de las sistemáticas violaciones sufridas por la joven de parte de su padre. Uno murió poco después de nacer y fue incinerado por Fritzl, tres fueron educados como "nietos" y los otros tres permanecieron toda su vida, hasta hace pocos días, encerrados en el zulo de 60 metros cuadrados adjunto a la vivienda familiar.
Viajes a Tailandia
Por otra parte, la prensa sensacionalista austríaca publicó fotos de Fritzl bronceado y exultante en bañador, una imagen tomada aparentemente en 1998 en una playa de Tailandia, donde estuvo dos semanas de vacaciones con un amigo. "Si claro, eso sí lo sabíamos todos, le encantaba ir de vacaciones a Tailandia. Usted ya sabe a que me refiero", ha señalado en referencia al posible abuso sexual de menores en ese país asiático.
Según informa el diario británico 'The Times', Fritzl estuvo encarcelado por un delito de agresión sexual, Según el rotativo británico, el 'carcelero de Amstetten' también cumplió pena al menos en otra ocasión, por provocar un incendio, delito por el que habría cumplido una pena de prisión a finales de la década de 1960. El rotativo vienés "Kronenzeitung" pública una foto de Fritzl, tomada en 1982 durante el proceso judicial en un tribunal austríaco.
Gerda S., una ex compañera de trabajo de Fritzl relata que éste siempre iba bien vestido, "parecía un diplomático" y que le encantaba coquetear con las mujeres. "Era una persona especialmente vanidosa, su corbata nunca estaba mal puesta y sus zapatos siempre relucientes". Además la ex compañera de trabajo señala "era una tipo muy apuesto. Todas las mujeres en la empresa estaban detrás de él".
Celoso de su intimidad
Según los relatos de varios vecinos, Fritzl gobernaba "como un teniente general" en su casa, era muy celoso de su privacidad, lo que explicaría porqué nadie de su familia se dio cuenta que mantenía encerrada a su hija en un zulo tres metros debajo del jardín. "No dejaba que su mujer Rosmarie hablara mucho tiempo con la gente, siempre insistía en que los miembros de su familia permanecieran en casa", recuerda una anciana vecina, que durante años vivió en el edificio contiguo.
"Siempre nos llamó la atención que Fritzl trabajaba hasta altas horas de la noche en el jardín, pero nunca nos podíamos imaginar qué es lo que en realidad estaba haciendo", agrega Karina, una joven que vive en la misma calle. La chica conoce desde hace años a Lisa, una de las hijas-nietas de Fritzl, que vivía en la casa y a la que describe como "muy tranquila pero simpática".