Los fusilados del 2 de mayo tienen nombre
- Un historiador consigue identificar a diez de las víctimas del alzamiento
- El cementerio donde está enterradas estará abierto al público
Los héroes del 2 mayo de 1808 que murieron fusilados en el monte del Príncipe Pío tienen nombre. Y todo gracias al director del Instituto de Estudios Madrileños, Luis Miguel Aparisi, quien se ha encargado de rescatar del olvido los nombres de 10 de las víctimas a través de distintos estudios históricos.
Aparisi es el responsable del cementerio de La Florida, donde fueron enterradas las víctimas, que permanecerá abierto al público los fines de semana de los meses de mayo y junio para que pueda acercarse todo aquel que sienta la llamada del espiritu de los rebeldes. Un buena ocasión para visitar este cementerio, que ha sido recientemente restaurado por Ayuntamiento de Madrid.
"Si tenemos que cortar visitas porque no hay capacidad entre mayo y junio, las prolongaremos en el tiempo", apuntó Aparisi. El investigador, que también puso nombre a 10 de los fusilados del 2 de mayo, contó delante de la lápida donde están sepultadas las 43 víctimas que han investigado lo "humanamente posible" y por ello cree que "ya no se encontrarán más" nombres de los 14 que faltan, si bien sostuvo que no tirará la toalla en las pesquisas.
"Seguiré investigando historiografía madrileña. A veces, cuando trabajamos otras cosas, nos encontramos con otras que no estamos buscando. Seguro que se nos escapa algo, pero cuesta mucho encontrarlos", relató.
Los cuerpos fueron trasladados al lugar sepulcral desde el monte de Príncipe Pío, donde fueron arcabuceados en la madrugada del 2 al 3 de mayo de 1808, nueve días después por orden "tajante" del general Murat. Según contó Aparisi, el militar mandó "que no se toquen los cadáveres" como castigo a su levantamiento ante las fuerzas napoleónicas, aunque los familiares sí que podían ir a visitarlos.
Pasado el tiempo y ya sepultados en La Florida, la Sociedad Filantrópica de Milicianos Nacionales Veteranos, que se constituyó en 1839 por ex combatientes de las milicias populares, se ha encargado hasta hoy de mantener el Camposanto a través de la cuota mensual de sus miembros.