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El ciclón Nargis ha dejado sin hogar a millones de birmanos

  • Save the Children afirma que es difícil saber todavía el número final de afectados
  • La ONG asegura que la muchos de los 41.000 desaparecidos estarán muertos
  • La ONU hará público hoy su plan de ayuda para la antigua Birmania

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Millones de personas se han quedado sin techo después del paso del ciclón Nargis por Myanmar, la antigua birmania. En un principio se habló de un millón pero la cifra es mucho mayor, según las estimaciones que ha ofrecido un alto responsable de la organización humanitaria Save the Children que trabaja sobre el terreno.

Según el balance provisional de las autoridades birmanas, el ciclón que ha arrasado el sur del país el pasado fin de semana, ha causado 22.500 muertos y más de 41.000 desaparecidos. Es el ciclón más devastador que ha golpeado Asia desde 1991, cuando un tifón mató a 143.000 personas en Bangladesh.

La ONU ha responsabilidad de la Junta Militar, que gobierna desde hace cuatro décadas, de la magnitud de la tragedia por no haber evacuado a la población. El ciclón ha arrasado cinco de las regiones, donde vive la mitad de los 53 millones de habitantes del país.

Desaparecidos muertos

Y las cifras de muertos podrían incrementarse ya que hay 41.000 personas desaparecidas, "pero muchas de ellas están muertas", según ha explicado a France Press Andrew Kirkwood, el director de Save the Children para Birmania, la organización más activa en el país.

"Hay millones de personas que se han quedado sin hogar, cuántos millones, no lo sabemos", ha relatado por telefono desde Rangún.

Las informaciones más terribles provienen de la delta de Irrawaddy, en el suroeste, la región más afecta.

"Un equipo ha visto millares de muertos en una localidad, cuerpos en descomposición después de la bajada de las aguas", ha relatado.

Lucha por volver a la normalidad

Los supervivientes deambulan por las calles sin techo ni alimentos. Las enfermedades, el hambre y la sed son las principales amenazas para los birmanos. La población de Rangún, la mayor ciudad birmana y antigua capital, lucha con machetes, hachas, sierras y pocas herramientas más para recuperar los servicios básicos.

En esta ciudad de cinco millones de habitantes no hay grúas retirando de las calles los postes eléctricos ni soldados ni técnicos recogiendo los cables del tentidos o los generadores de alta tensión tirados. Son los ciudadanos los que intentan poner orden para recuperar a una normalidad que quizá tarde meses en llegar.

Acampada en solares vacíos

Las familias que han perdido sus hogares están acampadas en solares vacíos. Han construido refugios provisionales con varios palos, ramas y un plástico como techo. Así soportan el intenso calor del día y los fuertes chaparrones que caen por la noche, que sirven para llenar unos cuantos cubos de agua.

Las autoridades han aumentado la presencia policial alrededor de la estación de Rangún, a la que llegan los trenes con plástico y otros materiales para distribuir entre los damnificados.

También se ha reforzado la seguridad en el casco viejo de la ciudad, escenario de las marchas pacíficas a favor de la democracia encabezadas por los monjes budistas que tuvieron lugar el pasado septiembre.

La radio estatal emite una y otra vez el mismo boletín, en el que informa de la mejora de la situación en Rangún y de la entrega de ayuda en las poblaciones de la delta del río Irrawaddy.

La superpoblada y empobrecida región del delta, donde 41.054 personas han sido dadas por desaparecidas, dispone de un solo aeropuerto apto para el aterrizaje de aviones de carga, muchas zonas son de difícil acceso aún en condiciones normales y la mayor parte del territorio ha quedado incomunicado por carretera y vía férrea.

Sin barcas para distribuir la ayuda

Además, las barcazas, el típico medio de transporte por el río Irrawaddy y necesarias para distribuir el material de emergencia entre el millón de damnificados,  se hundieron o fueron destruidas por el temporal.

"La ayuda a la región del delta esta llegando a cuentagotas, no existen los recursos ni las infraestructuras para llevarla hasta allí", ha explicado a Efe un empleado birmano de una de las pocas organizaciones humanitarias internacionales autorizadas por el régimen para trabajar en el país.

Según la prensa estatal, la zona más devastada es la situada en torno a la localidad de Bogalay, a unos 90 kilómetros al suroeste de Rangún y a la que únicamente se puede acceder navegando o en helicóptero.

La distribución de los plásticos que hagan de tiendas de campaña, agua y alguna que otra clase de alimento se hace a pie o en carromatos en Bogalay, donde han perdido la vida 10.000 personas y donde el 95% de las viviendas ha quedado reducido a escombros.