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Cruz Roja española envía a Birmania a una especialista en evaluación de desastres

  • Cristina Castillo llegará a la zona más afectada por el ciclón el sábado
  • Forma parte del primer equipo internacional de evaluación del desastre
  • La Cruz Roja pide cuatro millones de euros para asistir a 30.000 familias
  • El número de donaciones de la institución es 902 22 22 92

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"No tenemos idea de lo que nos vamos a encontrar allí, vamos un poco a ciegas, más que otras veces. Yo espero poder estar allí el sábado. Cuanto antes, mejor. Nos queda muchísimo trabajo por delante". Son palabras de Cristina Castillo, técnico en emergencias internacionales de Cruz Roja, que será la primera española en pisar suelo birmano tras el devastador paso de Nargis. Su tarea: hacer una evaluación lo más completa y rápida posible de las necesidades. 

Cristina, curtida en mil y un desastres naturales -como los deslaves de Venezuela y la sequía de Corea del Norte- o humanos, como las guerras de la antigua Yugoslavia- tiene la incertidumbre de quien viaja a lo totalmente desconocido. "No tenemos idea del número real de muertos, heridos o desplazados, ni de cómo será el acceso a las zonas afectadas, ni de si podremos trabajar al 100%", reconoce ansiosa desde el aeropuerto de Madrid.

Le esperan varios aviones y un viaje "como sea, con coches, lanchas o helicópteros si es necesario" para llegar al sur del país asiático, donde el paso del ciclón ha dejado tras de sí decenas de miles de muertos y un número imposible de determinar de personas que se han quedado sin nada.

No será fácil. Sus compañeros que trabajaban en esa zona antes de la tragedia en ocasiones tardaban cinco días en ir y volver a algunas de las poblaciones que hoy están casi sumergidas bajo el agua. Hoy, algunos pueblos del delta del río Irrawaddy se han quedado sin el 95% de las casas y en Rangún, la capital del país, siguen sin acceso a agua corriente y sin electricidad.

Toldos, plásticos y mosquiteras

"De momento, lo más urgente es proporcionarles refugio, agua potable y unos cuidados básicos de salud", adelanta Cristina. Es lo que en la jerga internacional se denomina "ayuda de primera intervención", y que la dan equipos multidisciplinares e internacionales, normalmente enviados por grandes organismos como la ONU o la Cruz Roja, que desde el primer momento evalúan las necesidades más urgentes de la población.

De momento, los trabajadores locales de la Cruz Roja de Birmania ya han distribuido en las regiones de Rangún, Ayeyarway, Bago, Karen y Mon toldos y plásticos para hacer improvisados refugios, mosquiteras, pastillas potabilizadoras de agua, ropa, artículos de higiene personal y de cocina.

Cristina forma parte del equipo FAC de evaluación y coordinación de la Federación Internacional de Cruz Roja, en el que se han incorporado para esta ocasión un jefe de equipo, un especialista en refugio, otro en agua, otro en salud y sobre todo varios en logística, expertos en organizar y desempaquetar cargamentos de aviones que en catástrofes como la del maremoto del sureste asiático fueron capaces de descargar 280 aviones, y repartir la ayuda que en ellos viajaba, en apenas 10 días. "Una de las tareas más importantes es garantizar que la ayuda que se envía desde otros países llega a sus destinatarios, y para eso es fundamental que podamos estar presentes en ese reparto", señaló a rtve.es Alberto de Castro, responsable de Cruz Roja Internacional en España.

Un primer avión, fletado por Cruz Roja internacional, ya ha llegado hasta la capital birmana, y el segundo partirá el viernes, junto con una nave de la Agencia española de Cooperación Internacional en el que viajan 22 toneladas de material de primera necesidad. Por el momento, son los voluntarios de la Cruz Roja birmana los que están distribuyendo la carga, por lo que esperan que pueda llegar a sus destinatarios sin mayores problemas "que los habituales en una región donde el acceso por tierra a cualquier sitio es ya de por sí muy difícil en condiciones normales".

La misión de Cristina y sus compañeros de equipo está estimada en unas tres semanas. "Somos siempre los primeros en llegar, pero también los primeros en irnos. Hacemos la evaluación, determinamos las necesidades, damos la primera ayuda y luevo viene el relevo", explica. En esta ocasión, será numeroso y probablemente dilatado en el tiempo. Según las primeras estimaciones de la Cruz Roja, en los próximos seis meses serán necesarios cuatro millones de euros para atender a 30.000 familias afectadas, que lo han perdido todo.