El Programa Mundial de Alimentos sólo abarca un 20% de la demanda de ayuda humanitaria
- "Se necesitan 375 toneladas diarias de alimentos y no llegamos", ha afirmado la institución
- La población denuncia abusos del Ejército en el reparto de la ayuda humanitario
- Las etnias minoritarias son marginadas por los soldados en el acceso a los alimentos
- Un avión de EE.UU cargado con medicinas acaba de llegar al aeropuerto de Rangún
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La ayuda humanitaria llega a cuenta gotas hasta el delta de Irrawaddy, una de las zonas más afectadas por el 'cilón Nargis' que ha asolado el sur de Birmania. Así lo ha confirmado un portavoz del Programa Mundial de Alimentos, que ha asegurado que la comunidad internacional sólo está asistiendo en un 20% la demanda de ayuda existente entre los damnificados.
"Ciframos en 375 toneladas la necesidad diaria de los dos millones de damnificados en las zonas más castigadas. Sin embargo, sólo estamos abarcando un 20% de esa cantidad", ha afirmado desde Bangkok Marcus Prior, portavoz del Programa Mundial de Alimentos.
El Ejército birmano distribuye a su antojo y con improvisación la poca ayuda destinada a aliviar la catástrofe humanitaria causada por el ciclón Nargis en el delta del Irrawaddy, donde las autoridades no quieren cooperantes extranjeros.
A lo largo del estrecho camino que cruza las aldeas azotadas hace más de una semana por el ciclón, grupos de mujeres y niños levantan al paso de cada vehículo largas cañas de bambú con pancartas hechas con pedazos de tela y en las que han escrito en birmano mensajes como "Necesitamos urgentemente comida y ropa".
Los medios de comunicación estatales birmanos han elevado a 28.458 la cifra de muertos causados por el ciclón y a 33.416 la de las personas desaparecidas tras el paso del 'Nargis' entre el 2 y 3 de mayo.
Por su parte, la Oficina de Cooperación de Asistencia Humanitaria (OCHA) de la ONU calcula entre 63.000 y 102.000 el número de víctimas mortales, otras 220.000 personas en paradero desconocido y casi 2 millones sin hogar.
Entre chozas dañadas o destruidas, cientos de personas hacen cola para recibir la bolsa con un kilo de arroz o el medio litro de aceite para cocinar que reparten los soldados y funcionarios.
"Aquí hay mucha hambre y nadie nos ayuda", dice indignada una mujer que ha buscado cobijo junto a otras multitudes de personas en los edificios casi derruidos que circundan la pagoda de Kha Mhu.
Unos pocos kilómetros al sur del templo, los militares guardan en una nave de su cuartel sacos de arroz, que pueden verse a través de los boquetes en las paredes, y en el exterior cargan unos cuantos en un pequeño camión que, según dicen algunos vecinos, "van destinados a los suyos".
"Es comida para los funcionarios y el Ejército, a nosotros que somos kayin no nos dan", protesta Zaw, agricultor de 52 años y quien como más de la mitad de los habitantes de esta zona del delta, pertenece a esta etnia, que disolvió su guerrilla hace una década tras pactar una tregua con el régimen.
En toda la zona, se aprecia que los militares han aumentado su presencia desde que llegaron aquí, cinco días después del ciclón, pero la mayoría de los soldados zanganea en los improvisados puestos de control y en los acuartelamientos que han montado a lo largo del camino, el único que existe para transportar la ayuda por tierra.
Más en serio se toma su labor la Policía, que ha establecido un estricto control a las puertas de la localidad de Kunyangon, a unos ochenta kilómetros al suroeste de Rangún y donde las fuerzas de seguridad han instalado una especie de cuartel general.
Allí, la Policía impide el acceso a la zona a dos extranjeros de una organización internacional enviados para realizar un informe de los medicamentos que se precisan a fin de atender a los heridos, enfermos, evitar epidemias y frenar la disentería, que se ha abre paso por toda la región.
Llega el primer avión de EE.UU con ayuda
Por su parte, el primer avión militar de Estados Unidos enviado a la zona ha aterrizado en el aeropuerto de Rangún, en Birmania. La aeronave despegó de la base aérea castrense de Tailandia hacia Birmania. Lleva ayuda para los cerca de dos millones de personas que necesitan asistencia urgente e inmediata en ese país asiático.
El Hércules C-130 salió, sin Equipo de Respuesta y Asistencia en Desastres de Estados Unidos, de la base aérea tailandesa de Utapao, junto a Bangkok.
La Junta Militar birmana ha aceptado la ayuda internacional para aliviar a los damnificados, pero rechaza la entrada de cooperantes extranjeros en el país, por lo que las visas las entrega de una en una, lo que ha dado lugar a numerosas protestas de las agencias y organizaciones humanitarias.
"La ayuda de cualquier nación será aceptada, y el reparto puede ser gestionado por las autoridades locales", reiteró el pasado fin de semana el ministro de Desarrollo Económico birmano, Soe Tha.