Un malagueño de paso en Álava
- Juan Manuel Piñuel acababa de llegar a Euskadi
- Su intención era conseguir carácter preferente de cara a un destino a Málaga
- Cuando se produjo la explosión, estaba llamando a la central para dar la voz de alarma
La última víctima de ETA, el guardia civil Juan Manuel Piñuel, había llegado al País Vasco hacía dos meses. Era un periplo forzado para conseguir más puntos que le facilitaran caracter de preferencia de cara a obtener un destino fijo en la ciudad donde vivía su mujer y su hijo de corta edad, Málaga.
Este guardia civil, de 41 años, ha destinado en la Comunidad Valencia -en Llombart- desde que entró en el cuerpo hace siete años. Sus ganas de volver a Málaga -ciudad a la que nunca ha estado destinado- le hicieron pedir el trasladdo a Euskadi. Sólo unas horas antes de que ETA le segara la vida, Piñuel acababa de regresar de pasar unos días con su familia, que vive en el barrio malagueño de El Palo, según informa El Sur de Málaga. Su mujer es hermana de un funcionario del Ayuntamiento malagueño.
La noche del atentado, este melillense de nacimiento pero al que le gustaba decir que se sentía malagueño, era uno de los dos encargados de vigilar la casa cuartel. Al sospechar de la furgoneta aparcada junto al acuartelamiento, su compañero salió de la caseta de vigilancia para ver qué ocurría. Fue entonces cuando estalló la bomba y se derrumbó la caseta, según informa Europa Press.
Según esta misma agencia, las primeras hipótesis apuntan a que el agente intentaba en ese momento contactar por teléfono con la central operativa de servicios del instituto armado, alertando de que había una furgoneta estacionada fuera del acuartelamiento en Legutiano. Fue entonces cuando estalló el explosivo y se cortó la comunicación.