El secreto de la evolución está en la tripa
- Los animales tienen el mismo tipo de bacterias intestinales según su dieta
- Estos organismos pudieron facilitar que algunos mamíferos pasasen a ser herbívoros
La historia de la evolución puede estar escrita en nuestros excrementos. En ellos han encontrado un grupo de científicos norteamericanos un sorprendente hilo conductor entre las diferentes especies de mamíferos, estén en África, en Asia o en Oceanía: los microbios y bacterias intestinales.
Estos microorganismos, que viven en el tejido intestinal de los animales superando la proporción de células de los mamíferos en una proporción de 10 a 1, son comunes entre aquellas especies que tienen similares hábitos alimenticios.
Es decir, que estos científicos han descubierto que los animales que comen carne tienen las mismas bacterias en su aparato digestivo. Lo mismo ocurre entre los omnívoros y los herbívoros.
Este dato puede ser crucial a la hora de explicar por qué determinados mamíferos que aparecieron hace dos millones de años, como las vacas y las jirafas, tuvieron éxito evolutivo al ser herbívoros en una época en la que había amplios ecosistemas herbáceos.
Clave evolutiva
"Si animales con un pasado omnívoro pasaron a tener un modo de vida herbívoro era absolutamente necesario que los microbios y bacterias intestinales dejaran que pasase", ha detallado Jeff Gordon, microbiológo de la Universidad de Washington (EE.UU.), a la revista New Scientist.
Gordon es el autor del estudio, que se publica en el último número de la revista Science.
"Es posible que nuestra composición bacteriana haya jugado un papel preponderante en quiénes somos y lo que hacemos", ha añadido David Relman, de la Universidad de Standford, que ha advertido que estos microbios también han podido jugar un papel meramente pasivo en los cambios operados en la fisiología y la dieta animal.
Sea como fuere, esta investigación ha demostrado que animales con la misma dieta que viven a miles de kilómetros de distancia tienen el mismo tipo de bacterias en sus intestinos, pese a que existen más de 20.000 tipos en todo el reino animal.