Seis cosas que nunca pensaste que tenía un animal
- La revista New Scientist descubre seis lazos insólitos entre animales y hombres
- Algunas especies son capaces de leer estados de ánimo y hacer juicios de valor
- Otras han desarrollado culturales grupales y el manejo de herramientas
Desde que los griegos preconizaron que el hombre era un animal racional, filósofos y científicos han buscado los elementos específicos que diferencian al ser humano de forma cualitativa del resto del reino animal.
Porque, ¿somos tan distintos de un chimapancé, de un cuervo o, incluso, de una rata? Los análisis del genoma humano no permiten decirlo con seguridad. Sin embargo, seguro que se te ocurren unas cuantas razones para defender el carácter único e irrepetible del ser humano. Estas seis las ha analizado la revista New Scientist en su último número.
Manejo de herramientas
El ser humano es capaz de manejar herramientas para conseguir desarrollar determinados procesos. Esta cualidad se ha apreciado en algunos monos, que usan rocas para abrir avellanas, lo cual puede ser lógico si se tiene en cuenta que son parientes evolutivos del ser humano.
El problema es que no son los únicos. El cuervo de Nueva Caledonia puede extraer insectos de las grietas con una serie de herramientas fabricadas por él mismo a partir de hojas que ha afilado con su pico.
De hecho, experimentos realizado por científicos han demostrado que existe una gran similitud en la forma en que el cerebro de los cuervos y los humanos trabajan. Así lo ha atestiguado Gavin Hunt, que escribió un artículo sobre el tema en la revista Journal of Zoology.
Cultura
La cultura, entendida como la suma de las características específicas de un grupo que se transmiten de generación en generación, tampoco es privativa de humanos. El investigador Hal Whitehead, de la Universidad de Dalhouise, que ha encontrado diferencias culturales entre los diferentes grupos de ballenas asesinas, que se dividen entre residentes y transeúntes.
Aunque viven en las mismas aguas y toman los mismos alimentos, tienen estructuras sociales diferenciadas, distintas formas de comunicarse y diferentes técnicas de caza, que se enseñan de padres a hijos.
Además, pájaros como éstos son capaces de desarrollar capacidades colaborativas con el fin de llevarse un buen manjar al estómago.
Empatía
Es posible que grupalmente no haya ningún factor claro de diferenciación, pero a nivel individual el ser humano es capaz de expresar emociones, mostrar empatía y desarrollar una personalidad.
Sin embargo, eso sólo es parcialmente cierto. Por ejemplo, los grandes simios y algunos monos pueden entender la decepción, aunque su reconocimiento de los cambios en los estados de ánimo de los demás es más implícito que explícito, al igual que ocurre en los humanos adultos.
Emociones
En el caso de las emociones los ejemplos son mucho más comunes. Estos sentimientos nos permiten interactuar con los demás y responder de manera flexible a diferentes situaciones.
Tres muestras: las urracas celebran ritos funerales, los monos bebuinos se vengan de sus rivales orinándose en ellos y los elefantes cuidan de los miembros heridos de la manada.
Personalidad
El propio individualismo, esencia de la definición del ser humano, no es privativo del homo sapiens. El ejemplo más básico se encuentra en la lucha por la supervivencia que caracteriza a todo animal.
Las diferentes especies adoptan actitudes muy distintas parta protegerse de los depredadores. Mientras las salamandras son inconscientes, las arañas son excesivamente cautelosas. Algunas incluso son capaces de hacerse las muertas para que no las atrapen.
Moralidad
Sin embargo, la cualidad más paradójica que acerca a animales y hombres no es otra que la moral, que durante siglos se ha considerado la base misma de la esencia humana.
Un estudio clásico de 1964 ya decía que los monos no cogía comida cuando se les ofrecía si ese acto significaba que un compañero recibía una descarga eléctrica.
Para el etólogo Marc Bekoff, de la Universidad de Boulder, Colorado (EE.UU.) este ejemplo, como el de las ratas, demuestra que los hombres no son la única especie moral.
Además, añade otro caso. "Los chimpancés en cautividad son capaces de hacer juicios de valor sobre humanos con los que no están familiarizados observando su comportamiento, si son generosos o mezquinos, por ejemplo", detalla.