El rey de Nepal tiene 15 días para abandonar su palacio tras proclamarse la República
- La Asamblea Constituyente ha votado la abolición de la monarquía
- Los maoístas toman las calles para celebrar la caída del monarca
- La Asamblea actuará como Parlamento interino y elegirá un nuevo Gobierno
- El desarme de la guerrilla maoísta, principal reto para la naciente democracia
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Tras 239 años de monarquía, Nepal acaba de convertirse en una república. Lo ha hecho en una sesión histórica de su Asamblea Constituyente que con 540 votos a favor y tan sólo 4 en contra ha decidido poner fin al poder absoluto del rey Gyanendra, que tendrá quince días para abandonar el Palacio Real de Narayanhity, que se convertirá en un museo.
Esta decisión se ha producido en un pleno marcado por los incidentes en las calle, donde tres activistas monárquicos lanzaron tres bombas caseras en Katmandú, hiriendo a una persona.
Con todo, no todo es de color de rosa -el color que cubre las pagodas del palacio real- en la política nepalí. Los desacuerdos entre la mayoría maoísta -que puso como condición la salida del rey para acabar con varias décadas de guerra contra el Gobierno- y el resto de fuerzas políticas persisten.
Celebraciones en la calle
Precisamente los militantes maoístas han sido protagonistas de las manifestaciones en favor de la república que han recorrido las calles de Katmandú en los momentos previos a la sesión de la asamblea.
Portando banderas comunistas y con el puño al aire, han recorrido las calles de Katmandú bajo el grito de "¡Abajo la monarquía!".
"Es la victoria del pueblo", ha proclamado orgulloso Kamal Dahal, un militante maoísta de 22 años. "Con la declaración de hoy hemos conseguido el objetivo por el que siempre hemos luchado", ha añadido.
Desencanto con la monarquía
Aunque al optar por la vía democrática los maoístas se han convertido en el partido dominante, otros antiguos partidarios de la monarquía se han manifestado a favor de la república.
El motivo es un progresivo proceso de desmitificación de la antigua monarquía hinduista, en la que el monarca era venerado como una reencarnación del dios Vishnu.
No han faltado razones para ello. En 2001 se produjo una masacre en el palacio real cuando el popular rey Birendra y otros ocho miembros de la realeza fueron asesinados por el príncipe Dipendra, que a continuación se suicidó.
Como resultado accedió al poder el rey Guanendra, que asumió en 2005 poderes absolutos en una decisión unilateral. Un año después tuvo que dar marcha atrás debido a las protestas antimonárquicas, que desembocaron en el acuerdo de paz con los maoístas de noviembre de 2006, del que la proclamación de hoy es resultado.
Retos políticos y militares
Tras la caída del rey, ahora la Asamblea se convertirá en un Parlamento interino y elegirá al nuevo Gobierno. Los tres partidos que firmaron el acuerdo ya acordaron la creación de la figura de un presidente de la nueva República nepalí.
El líder del Partido Comunista de Nepal-Maoísta (CPN-M), el ex guerrillero Pushpa Kamal Dahal, alias Prachanda, aspira al puesto de primer ministro, que según lo acordado tendrá el poder ejecutivo.
Además del reto político, queda pendiente el de la desmilitarización. Según Ian Martin, jefe de la misión de la ONU en el país, Nepal tiene que hacer frente al problema de la violencia política y completar el desarme de la guerrilla maoísta, que está formada por miles de hombres que deben volver a sus casas.
"La Asamblea Constituyente es un gran paso en el proceso de paz, pero no supone la culminación del mismo", ha advertido.
Sin embargo, eso será mañana. Hoy, como dice el taxista Niranja Shrestha, es día de celebrar la marcha del rey. "No ha hecho nada por el pueblo excepto amasar dinero para él y su familia", ha concluido.