Reconstruyen un pene sensible a un hombre de 26 años con tejido del antebrazo
- El paciente es un senegalés de la etnia mandinga
- Su miembro fue amputado durante un conflicto armado en Costa de Marfil
- Ha recuperado la sensibilidad y la función sexual en el órgano reproductor
Cuando con tan sólo 21 años, X, un senegalés de la etnia mandiga, vio cómo le cortaban el pene de raíz en un conflicto armado en Costa de Marfil, no imaginaba que cinco años después podría volver a sentir su masculinidad casi sin notar la diferencia.
Lo ha conseguido gracias a los cirjanos de la Fundación Puigvert y del Hospital San Pau de Barcelona, que han logrado reconstruir su aparato reproductor no solo desde el punto de vista morfológico, sino también funcional, por lo que podrá recuperar la función sexual y la sensibilidad.
Tras una intervención de 10 horas, este joven, que ha preferido mantener su anonimato, podrá volver a tener hijos, lo que supone la principal novedad en este tipo de intervenciones.
Una reconstrucción completa
Según han señalado los doctores Eduard Ruiz Castañé, director del servicio de andrología de la Puigvert, y Jaume Masià, director del servicio de cirugía plástica de Sant Pau, para reconstruir el órgano se le sacó una lengua de tejido subcutáneo del antebrazo, que tiene características similares al pene, junto con dos arterias y dos nervios sensitivos, con la que se hizo el cuerpo del nuevo pene, mientras que con la piel se le hizo una nueva uretra.
Paralelamente, se ha procedido a la reconstrucción del glande, y una vez logradas estas dos partes, en un proceso que duró unas cuatro horas, se unió el nuevo pene en su sitio con la femoral y la vena safena, aprovechando además los nervios para conseguir que el paciente pudiera tener sensibilidad.
De momento, el miembro no tiene capacidad eréctil pero está previsto colocarle dentro de unos seis meses una prótesis hidráulica para que pueda tener erecciones normales y realizar coitos con penetración.
Esta prótesis se coloca en el cuerpo cavernoso del pene, y la bomba con el líquido que hace que se levante se sitúa entre los testículos, como se hace habitualmente en estos casos.
Fin de la pesadilla
Tras sufrir la amputación, este hombre huyó como pudo a Mauritania y, de allí, a Canarias, desde donde se instaló en Madrid y luego en Asturias hasta terminar en Cataluña hace unos tres años.
Allí acudió a la Fundación Puigvert en busca de ayuda, debido a que la amputación no sólo le había provocado secuelas físicas -el muñón no le permitía orinar con facilidad- sino psicológicas, ya que se había convertido en una persona introvertida y deprimida.
Actualmente hay otros pacientes que están pendientes de someterse a una intervención de este tipo, dos hombres que han sufrido una amputación del miembro como consecuencia de una cáncer, y que con esta cirugía de tipo reconstructiva, comparable a la que se da en casos de amputaciones de mama por neoplasia, podrán sentirse más completos