iPhone: un teléfono a dos manos
Hasta hace poco más de un año lo importante era tenerlo pequeño, muy pequeño. Los móviles eran unos artilugios menguantes casi incómodos y del tamaño de un llavero. Pero afortunadamente la tendencia se invirtió y ahora llevamos chismes cada vez más voluminosos. Cosas del servicio.
Pero en esta carrera vertiginosa de meter cada vez más cosas en los terminales de telefonía móvil el aspecto que más sufrió fue el uso. Los cacharros incorporaron muy rápido cámara, GPS, conexión a Internet y un montón de zarandajas que no están optimizadas para dispositivos de bolsillo. Los terminales sacan fotos mediocres por muchos megapíxeles que tengan, la navegación es bizarra y al final casi todos los servicios que acompañan al teclado caen en el olvido pasado el furor de la compra.
Y en estas, Apple desarrolló el iPhone, un terminal que rompía con todas las convenciones del diseño industrial hasta la fecha. Así para empezar no tiene teclado. ¿Lo necesita? Pues la verdad es que no. Primer acierto: casi todas las llamadas que hacemos las iniciamos desde la agenda, no desde los números. Sólo con esta primera apuesta Apple lograba una ventaja con el resto: una enorme pantalla que daba cancha a todo aquello para lo que realmente vale ahora un teléfono: ver vídeos, fotos y consultar Internet.
La primera sensación al tener un iPhone en la mano es que es grande, bastante más grande que un terminal convencional y que, además, se usa con dos manos. Frente al resto de la industria que apuesta por una navegación entre menús desde un conjunto de teclas, el invento de Apple es un logro de la usabilidad: la pantalla es táctil y se accede a todo toqueteándola de forma perfectamente intuitiva.
No tiene la mejor cámara, no graba vídeo, no tiene videoconferencia pero, todo lo que tiene lo hace estupendamente. Sin apenas curva de aprendizaje (denle un iPhone a su madre y lo dominará en apenas unos minutos, luego hagan la misma prueba con cualquier otro teléfono de gama alta y la verán desesperarse entre las pestañas de los menús), este artilugio es sencillo y honesto: no promete más de lo que da y, además, se ha convertido en un fenómeno social.
El mercado de la telefonía móvil empezaba a dividirse (y saturarse) entre terminales 'molones' y chismes 'profesionales' cuando Apple demostró que había un camino intermedio que pasaba no sólo por los últimos adelantos tecnológicos, sino sobre todo por la usabilidad frente a la saturación.
Y el respaldo ha sido sólido desde el primer día. No sólo por las colas que ha habido delante de cada punto de venta sino, sobre todo, por el ecosistema económico que se ha generado alrededor del iPhone. En Flickr, el principal almacén de fotos de la Red, el teléfono de Apple es ya la cámara más usada por sus clientes. Y no es la mejor ni de lejos. ¿Y entonces? Es la más cómoda: subir una foto desde el chisme de Apple es mucho más sencillo que desde cualquier otro teléfono.
La comunidad ha ido reforzando el terminal con un enorme catálogo de aplicaciones y servicios que ayudan a 'customizar' el chisme para adaptarlo a cada usuario. Más juegos, mejores programas, herramientas más eficaces de uso libre y gratuito para los afortunados que ya tienen un iPhone en las manos.
Pero el gran paso adelante todavía está en pañales: navegar por Internet con un iPhone es una experiencia totalmente diferente comparada con cualquier otro dispositivo móvil. Y no sólo por la pantalla, es el terminal en su conjunto el que está pensado para la Red: la resolución es óptima, el navegador permite una mayor calidad gráfica y tiene wifi. Ahora son las operadoras las que tienen que sumarse a la fiesta y empezar a ofrecer planes de datos que permitan que los usuarios se vayan sumando de forma activa a navegar desde el chisme que tienen en el bolsillo y no sólo desde el portátil o el sobremesa.
Hasta ahora sólo hemos podido disfrutar de la primera generación de iPhone hasta la llegada del iPhone 3G a Telefónica y ya ha abierto un nuevo nicho de mercado muy entusiasta: los usuarios de iPhone no lo sueltan y son evangelizadores.
¿Quién lo vende?
Seguro que ya has visto un montón de iPhones por la calle. Esos son terminales liberados de su operadora, en su mayoría importados de Estados Unidos. En España lo distribuye Telefónica.
¿Cuanto vale?
Telefónica vende el iPhone 3G, fabricado por Apple y cuyo precio variará desde los 359 euros hasta 0, dependiendo del compromiso de consumo que firme el cliente. Los clientes que se hagan con un teléfono iPhone 3G deberán elegir una de las dos tarifas planas de servicios de datos disponibles: la Tarifa iPhone y la Tarifa iPhone Plus. La primera cuesta 15 euros al mes y la segunda 25 euros, y se diferencian en que, en la tarifa normal, cuando se alcancen los 200 megabytes de descarga al mes bajará la velocidad del servicio, mientras que en la tarifa plus ese límite es de un 1 gigabyte.
Uso mucho el correo móvil ¿Me vale el iPhone para trabajar?
El iPhone ya ha desbancado a casi todos los proveedores de smartphones (terminales avanzados) pero el reinado de BlackBerry todavía no se ve amenazado (ver comparativa entre ambos dispositivos). Es de los puntos a mejorar por la nueva gama: la gestión de buzones de correo móvil.
¿Es un iPod?
Si, es un iPod con muchas más funciones pero la experiencia de uso sigue siendo similar a la del cacharro musical.
¿Necesito un GPS?
El iPhone tiene la mejor integración con el servicio de mapas de Google que, además, permite geoposicionamiento sin GPS. ¿Cómo? Por triangulación de antenas de telefonía móvil. No es tan bueno como un GPS pero saca de casi cualquier apuro geográfico.