Tiananmen, condenada al olvido forzoso en China
- Diversas organizaciones piden a Pekín que aproveche los Juegos para liberar a los presos
La matanza de Tiananmen cumple su 19 aniversario condenada al olvido de la sociedad y el Gobierno chino, pero con un aumento de las presiones internacionales para que Pekín aproveche su año olímpico y amnistíe a los que participaron en las protestas y que siguen encarcelados.
Como otros años, organizaciones de derechos humanos han dedicado la fecha a pedir a China que deje de ocultar aquella tragedia, a la que algunos aluden eufemísticamente como el "gran error de Deng Xiaoping", el entonces máximo líder chino (por contraposición a la Revolución Cultural, el "gran error" de Mao Zedong).
Este año las peticiones han tenido mayor eco, por la especial atención internacional que despierta en 2008 el país asiático, sede de los Juegos Olímpicos de este verano y ya criticada en meses anteriores por su tratamiento del conflicto tibetano.
Incluso el Gobierno estadounidense se ha unido a esas peticiones: el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack, afirmó en un comunicado que China "ha tenido tiempo de sobra para dar información completa sobre los miles de muertos, detenidos y desaparecidos".
Algunas de las organizaciones creen que el régimen chino tiene una oportunidad histórica, este año olímpico, para remendar una de sus páginas más negras.
"China podría reemplazar la imagen de aquel hombre que bloqueaba los tanques (el 5 de junio de 1989) con otra en la que se vea la liberación de los prisioneros de Tiananmen. Sería un gesto verdaderamente olímpico", ha asegurado en un comunicado Sophie Richardson, directora de Human Rights Watch (HRW) en Asia.
HRW calcula que unas 130 personas siguen encarceladas por su participación en las protestas de 1989, en las que estudiantes, obreros e intelectuales pedían mayor apertura política.
Otros fueron encarcelados o sancionados en años posteriores por intentar tratar el tema en los medios de comunicación: sonado fue en 2007 el caso de un periódico, el Chengdu Wanbao, en el que varios redactores fueron despedidos por dejar que se publicara un anuncio de una línea rindiendo homenaje a las madres de las víctimas.
"Resulta lamentable que, desde hace 19 años, el Partido Comunista se dedique a intentar mediante la censura y la represión que desaparezca de la memoria la Primavera de Pekín", ha subrayado Reporteros Sin Fronteras (RSF).
El cerrojo informativo hace que muchos de los jóvenes chinos, los de la generación del "hijo único" que nació a partir de los años 80, ignoren casi por completo lo ocurrido en 1989.
"¿Quién es ese señor?", pregunta Zhang Yue, una estudiante de español, al ver en un vídeo de YouTube la famosa imagen del hombre anónimo que paró durante unos minutos una columna de tanques en la Avenida de la Larga Paz.
Del ambiente festivo a la matanza
Las generaciones anteriores sí tienen recuerdos, aunque no muy claros, de los incidentes de aquel año: "Me acuerdo de haber pasado por Tiananmen aquellos días y verla toda cubierta de tiendas de campaña, parecía más una fiesta que una protesta", asegura Huang Yong, profesor de mandarín.
Las protestas, que se iniciaron en abril de 1989, comenzaron de hecho en un ambiente casi festivo, con estudiantes acampados en Tiananmen, cantando y pidiendo pequeños cambios ideológicos en el seno del Partido Comunista, al que algunos de ellos pertenecían.
Pero más tarde algunos integrantes de la protesta radicalizaron su postura, como la célebre Chai Ling, aquella menuda estudiante, que ahora vive de su empresa en EEUU y que entonces gritaba consignas democratizadoras con su megáfono.
También había división en el Gobierno chino acerca de cómo lidiar con los manifestantes, que con el paso de los días comenzaban a hacer temer una caída del régimen comunista similar a las que aquellos años se estaban produciendo en Europa Oriental.
El entonces secretario general del Partido Comunista, Zhao Ziyang, llegó a reunirse con los estudiantes y les mostró su apoyo -lo que le costó el puesto-, pero finalmente triunfó la "línea dura" del primer ministro Li Peng, partidario de acabar con las protestas a cualquier precio.
Diecinueve años después, China sigue callada ante lo ocurrido, con escasas excepciones.
Una de ellas es la asociación Madres de Tiananmen, encabezada por Ding Zilin, que este año ha inaugurado una página web para intentar restaurar la memoria, aunque fue bloqueada por la censura china poco después de ser creada.
Ding pidió en una carta que la bandera nacional de Tiananmen ondee hoy a media asta por las víctimas de 1989, de la misma forma que hace dos semanas lo hizo por los muertos del terremoto de Sichuan.
En lugar de ello, Tiananmen hoy está tomada por las fuerzas de seguridad, con más policías que visitantes, y este año Pekín quiere que su tristemente famosa plaza sea un lugar olímpico y festivo, como se vio en marzo, cuando se inició allí el recorrido de la antorcha de Pekín 2008 por todo el mundo.