La subida del gasóleo obliga a 39.000 transportistas autónomos a dejar su trabajo
El frenazo en la construcción hace que se necesiten menos transportes
El elevado porcentaje de autónomos complica la situación
Los camioneros exigen aplicar tarifas mínimas obligatorias
Enlaces relacionados
La subida del precio del gasóleo ha puesto en pie de guerra a los transportistas. Para estos profesionales el combustible supone más de un tercio de sus costes operativos. 39.000 autónomos se han visto obligados a dejar su actividad en el primer cuatrimestre del año, según la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA).
ATA ha anunciado que apoya la huelga convocada para el próximo domingo y ha explicado que la desaceleración económica ha provocado que muchos de los autónomos "hayan cesado en su actividad al no poder sostener financieramente su actividad".
Exceso de vehículos
En esta época de crisis los problemas se acentúan para un sector que ya atravesaba dificultades. El exceso de oferta es una de ellas. La Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM), que no apoya el paro, lleva años asegurando que en España sobraban camiones, e incluso se cifró este excedente en unas 50.000 unidades.
Este exceso de camiones es consecuencia directa de la reconversión industrial que se llevó a cabo por el que fue ministro de Economía de Felipe González, Carlos Solchaga, ya que con las indemnizaciones que se pagaron muchos adquirieron un camión y se dedicaron al transporte.
Años después, una de las reivindicaciones del sector fue que no se concedieron tan fácilmente las tarjetas que autorizan a la actividad del transporte.
Ahora, la desaceleración económica ha disminuido la actividad en la construcción por lo que se necesita menos transporte para esta actividad.
Un elevado porcentaje de autónomos
Otro de los problemas clave es la falta de estructuración. En España hay 108 vehículos por cada 1.000 habitantes. Todavía hay un porcentaje muy alto de transportistas autónomos, que como máximo tiene dos vehículos y que dependen totalmente para su actividad de los cargadores, quienes marcan las tarifas.
El transportista autónomo no se puede permitir el lujo de tener el vehículo parado demasiado tiempo porque es un inmovilizado que cuesta mucho mantener y además, en muchas ocasiones, está lastrado por un fuerte endeudamiento.
La adquisición de un vehículo supone un desembolso muy importante que se tiene que financiar en la mayor parte de las ocasiones. Un camión parado produce la ruina del autónomo, mientras que el flotista puede reducir su actividad, sin que esto repercuta tan gravemente en su estabilidad empresarial.
Más calidad de vida
Y es este uno de los principales escollos a los que se enfrentan los "camioneros", que cada vez quieren estar menos tiempo en la carretera, para evitar una serie importante de enfermedades profesionales, y desean, en definitiva mejorar su calidad de vida.
Finalmente hay que tener en cuenta otro aspecto importante, como es el de las cargas. Los profesionales se quejan de que no pueden aplicar tarifas automáticamente sobre la base de las oscilaciones del combustible y quieren que se apliquen tarifas mínimas obligatorias.
No parece fácil la solución, porque desde el Ministerio de Fomento no se acepta este extremo, y desde Economía no se va a tocar la fiscalidad del gasóleo, con lo que parecen bloqueadas las dos principales salidas.