Aprendiendo a dejar de ser maltratador
- El Gobierno de Aragón lleva años tratando a maltratadores que quieren dejar de serlo
- La principal barrera es que tomen conciencia de que tienen un problema
- La falta de un razonamiento previo dificulta que "canalicen" la violencia
Pedro quiere mucho a María, su mujer, pero a veces se le 'calienta' la mano. Ella sabe que tiene un problema, pero prefiere seguir viviendo con él...siempre y cuando se rehabilite.
Esta situación extrema es la que suelen encontrarse los técnicos del Instituto Aragonés de la Mujer, que desde hace años intentan ayudar a los maltratadores a dejar de serlo mediante tratamiento psicológico.
Las cifras no son demasiado alentadoras: de los entre 70 y 80 hombres que tratan, tan solo la mitad suele seguir el tratamiento tras las dos o tres primeras sesiones.
Buena parte de ellos lo abandonan cuando a su mujer se les pasa el enfado; otros, simplemente, nunca han pensado que tenían un problema.
"Para proteger la imagen que tiene de él mismo piensa que es algo puntual", detalla María del Castillo, una de las psicólogas que tratan con estos maltratadores 'arrepentidos'.
"Ellos no ven nada malo en la agresión, han aprendido que ésta tiene éxito porque consigues que la persona no haga lo que quieres que haga" , añade.
Su tarea se sitúa a medio camino entre la prevención y la terapia, ya que, aunque los pacientes quieren reformarse, en muchos casos, ya han protagonizado episodios de maltrato físico y psicológico.
Reacción automática
De su experiencia extrae dos consecuencias de gran valor para el futuro teléfono de atención a maltratadores. La primera de ellas, que es muy difícil frenar los arranques de violencia de un hombre en el momento previo a que cometa la agresión.
"Cuando se dispara la conducta violenta, no hay razonamiento previo", reconoce la psicóloga, que ve mucho más probable que un posible agresor llame al teléfono puesto en marcha por el Ministerio de Igualdad tras una explosión agresiva.
La raíz de esta agresión está en el propio comportamiento del maltratador. "Aunque sepa que esa estructura de comportamiento es mala para él y para su familia, cuesta mucho cambiarla porque sale de forma automática", relata Del Castillo.
La segunda conclusión es que, al final, la motivación de 'curarse' juega un papel clave en la recuperación.
En este caso, juega en contra de la rehabilitación la edad media de los hombres que suelen acudir a ella. Entre los 40 y los 49 años, son muy escépticos con la posibilidad de cambiar, en un momento de su vida en el que muchos tienen una crisis de identidad.
Posibilidad de recuperación
Eso sí, también hay casos para la esperanza, en los que se produce una recuperación casi completa que les permite volver a tener una relación normal. "Hasta el momento", matiza esta psicóloga, que reconoce que nunca se puede decir que un maltratador está curado para siempre.
Con todo, las medidas anunciadas por el Ministerio le parecen positivas por el mismo hecho de que existan.
"Que haya un teléfono al que puedan llamar y decir 'Tengo un problema' es positivo", asegura porque, a su juioco, hay que tomar conciencia de algo que a veces se olvida: "El hombre también tiene un problema".