Magia y deleite en el concierto de Feist en Madrid
- La artista canadiense actuó el domingo en una repleta Sala Heineken
- Feist borda su concierto de Madrid, ciudad en la que no paraba desde hace tres años
Esta vez empezaremos por el final. Cuando finalizaron las casi dos horas de concierto de Leslie Feist, creo que todos los asistentes salieron con la misma sensación de bienestar y una sonrisa en la boca. El pasado domingo, en Madrid, prácticamente no vimos a la Feist más roquera que conocimos en la Moby Dick. Disfrutamos de una Feist de voz prodigiosa, que repartió delicadas filigranas vocales y que alternó los momentos casi íntimos con algunas de sus canciones más conocidas y animadas.
Leslie salió al escenario media hora más tarde de la hora prevista para colocarse detrás de una mampara translúcida. Enseguida calmó los ánimos del personal, que llevaba un buen rato reclamando la aparición de su musa. Una corta canción a capela bastó para introducir a todos en ambiente. La magia no se hizo esperar, a partir de una primera "When I was a Young Girl" (Let it die), daba la sensación de encontrarse en un bosque con la única compañía de la voz de Feist.
La banda continuó con la conocida y dulce "Mushaboom" en una versión bastante acústica, con la que la canadiense ya desplegó una buena parte de sus armas vocales, que continuó con "The Limit of your Love" (The Reminder). En este tema se manifestó una Feist deliciosa, rayando en lo sensual, con unos solos en los que iba alternando de micrófono, según las virguerías vocales que quisiera hacer. Cabe destacar la actuación de sus barbudos guitarra, teclista, y batería, que parecieron acompañarla en el trance durante todo el recital. Demostraron su virtuosismo con los múltiples instrumentos que tocaron, flauta travesera, piano, xilófono, trompeta, saxo... que aportaron matices idénticos a las sensaciones que se desprenden de los discos.
De su segundo trabajo, "Let it Die", ofreció una amplia selección, igual que del último álbum, "The Reminder". Además de las ya mencionadas, interpretó "Gatekeeper", "Inside and Out", que apareció bien pasada la mitad del concierto, en una versión muy pausada y jazzística. Y es que Feist es muy dada, en directo, a hacer versiones de sus canciones completamente diferentes al disco, una cosa muy a agradecer, puesto que revela su versatilidad y su capacidad creativa, además de sorprender por completo al auditorio. El público también se deleitó con temas del tercer disco de estudio, "My Moon My Man", "1 2 3 4", o "So Sorry".
El grupo dio por terminada la primera parte del recital con una versión de "Sea Lion Woman"-canción que popularizó Nina Simone en 1964, después de incluirla en su disco "Broadway Blues Ballads"-, en la que intervinieron como coro los neozelandeses Lawrence Arabia, teloneros el domingo de la musa canadiense. Este tema fue el momento más roquero de la noche, con un solo de guitarra de Feist.
Después siguieron tres generosos bises, la tan esperada "Secret Heart" apareció en el primero. "Let it Die" fue después, así como una canción improvisada que, dijo, no había cantado nunca antes. Aparte, hay que destacar uno de los grandes golpes de efecto de la noche, las proyecciones que respaldaron la actuación de Feist durante toda la noche. Dos expertas de las sombras consiguieron hacer volar pájaros, que se mecieran las hojas de los árboles o que Feist cantara dentro de cuadros de Van Gogh. Ni qué decir de los créditos que proyectaron al final. Una espera de tres años que ha valido la pena.