El alcalde de Campillo da el 'sí quiero' al juez de paz cantando "sin ti no soy nada"
El alcalde de Campillo de Ranas (Guadalajara), Francisco Maroto, quien ha oficiado cerca de un centenar de bodas homosexuales, se ha casado hoy con el juez de paz del pueblo, Enrique Rodríguez, y al "sí consiento" al matrimonio ha añadido cantando "sin ti no soy nada".
La ceremonia ha tenido lugar en la casa consistorial de Campillo de Ranas, donde han acudido muchas parejas de gays y lesbianas a casarse y donde el tarareo de la canción de Amaral ha culminado las palabras de amor que Paco le ha dicho a Quique tras ponerse los anillos.
Con lágrimas en los ojos ha comenzado a cantar el alcalde tras agradecer a los invitados su presencia y decirle al juez de paz -más tímido durante la ceremonia- que quiere compartir el resto de su vida con él y que le encanta acariciarle el pelo y besarle en la nuca al despertar por las mañanas.
Paco, que hoy en vez de maestro de ceremonias ha sido el protagonista, ha vestido con pantalones y camisa vaqueros de color blanco y zapatillas deportivas.
La boda, presidida por la teniente de alcalde, Pilar Peinado, y en la que la madre de Paco y el padre de Quique han sido testigos, ha estado amenizada con música rociera, incluida un "Ave María", y no han faltado arroz y pétalos a la salida del Ayuntamiento.
El alcalde ha recordado las palabras del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cuando al aprobarse la ley que permite los matrimonios homosexuales aseguró que haría "feliz a mucha gente".
Luego, en declaraciones a EFE, el alcalde ha valorado que la ley permita casarse a las parejas del mismo sexo en España porque el ejemplo "es muy importante para el resto de Europa y el mundo".
A la boda ha asistido la consejera de Cultura de Castilla-La Mancha, Soledad Herrero, quien ha recordado que cuando era diputada invitó al Congreso al alcalde de Campillo de Ranas para que presenciara la aprobación de la ley.
También la presidenta de la Diputación de Guadalajara, María Antonia Pérez León, quien se ha referido a "la repercusión" que tuvo la llegada al pequeño pueblo de la comarca de la Arquitectura Negra alcarreña de un grupo de jóvenes madrileños, muchos homosexuales, que en los años ochenta quisieron trasladarse a un entorno rural. El fenómeno quedó recogido en el documental: "Campillo, sí quiero", que se puede ver en internet.
Pérez León ha dicho que dieron a conocer "otra forma de pensar", y ha pedido a la pareja que "cuide el amor porque como cualquier objeto frágil hay que mimarlo".