La estrategia del e-caracol
- Un grupo de artistas 'montan' un servicio para enviar e-mails a través de caracoles
- Los animales llevan un chip que les permite enviar el mensaje
- Suelen tardar una media de casi dos días en realizar su trabajo
- Pretenden denunciar la obsesión por la rapidez y la aceleración que hay en la web
Austin lleva casi 2.500 horas de servicio, en las que ha conseguido enviar unos diez mensajes, lo que hace una media de 1,96 días por e-mail. Si fuese un servidor cualquiera, la empresa que lo comercializase tendría que retirarlo del mercado. Sin embargo, Austin no es el nombre de ningún macro-ordenador, sino un pequeño ser viscoso, con antenas y una concha que, generalmente, se conoce como caracol.
"Es un super-caracol; lo está haciendo realmente bien", destaca Vicky Isley, una de las responsable del debut de Austin en la autopista de la información.
Y tiene razón, al menos si se compara la media de Austin con la de sus compañeros Cecil -que ahora mismo está ocupado enviando un mensaje-, que tarda más de tres días en realizar su misión, y, sobre todo, Muriel, la tercera del equipo, que aún no ha logrado enviar ninguno.
Los tres forman parte de un singular experimento artístico que ironiza sobre el ansia de rapidez que recorre el mundo cibernético. Al igual que Ferrán Adriá puso en valor la 'slow food', un grupo de artistas de la Universidad británica de Bournemouth quieren crear la 'slow art'.
'Slow art'
"Una cosa que la tecnología nos promete es velocidad, aceleración, más de todo en menos tiempo", reconoce Paul Smith, uno de los artistas visuales responsables del 'invento' en declaraciones a la BBC.
Por este motivo, a Smith e Isley se les ocurrió la idea de hacer que unos caracoles enviase e-mails a una velocidad mínima. Para ello, los equiparon con una pequeña cápsula en la que lleva un chip de identificación de radiofrecuencia, que permite a los objetos comunicarse en distancias pequeñas.
Los tres se encuentran en un tanque por el que deambulan sin rumbo. De la casualidad depende, por tanto, que se coloquen cerca del lector electrónico, que le envía el e-mail al chip.
Si esto se produce, el caracol tiene que llevar físicamente el mensaje a través del chip a un segundo lector electrónico, que es el que realmente mete el mensaje en internet de la manera convencional.
Un servicio "frustrante"
"Puede ser frustrante para algunas personas", admite Isley, y no es para menos.
Hasta el momento, entre los tres han sido capaces de mandar 14 mensajes, pero en realidad da igual. Estos artistas quieren animar a la gente a tomarse el tiempo de otra manera y contemplar cómo funcional la tecnología.
Austin, Muriel y Cecil aún tienen tiempo para mejorar sus habilidades, ya que su gran cita será en agosto, cuando serán mostrados al mundo dentro de una conferencia internacional de computación gráfica en Los Ángeles.
Eso sí, si quieres ya puedes contratar sus servicios aquí.