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Francisco Maroto: "El 'sin ti no soy nada' me salió del alma"

  • El alcalde gay de Campillo de Ranas ha casado a 30 parejas homosexuales
  • El 14 de junio se casó con el juez de paz de la comarca, a rirtmo de Amaral

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"Sí quiero" gay a ritmo de Amaral

Cuando Francisco Maroto se mudó con un grupo de amigos a Campillo de Ranas en 1984 (porque estaban "hartos de vivir en Madrid"), nunca imaginó que sería capaz de transformar este diminuto pueblo de Guadalajara en todo un fenómeno mediático.

Y es que, con apenas 200 habitantes, Campillo se ha convertido en la 'meca' de los matrimonios gays. El artífice es el propio Francisco, su alcalde. Desde que se aprobó la ley que permite contraer matrimonio a las personas del mismo sexo, en 2005, este socialista de edad "inconfesable" ha casado a 30 parejas homosexuales.

Todo empezó con unas declaraciones en televisión: "Me vi en la obligación de apoyar al presidente Zapatero", explica a RTVE. "Hubo alcaldes en España que objetaron y se negaron a casar. Yo salí en la tele, dije que estaba dispuesto y el 'boom' mediático hizo el resto", recuerda Maroto, que en 2007 fue reelegido como alcalde por mayoría absoluta.

El pasado 14 de junio, Maroto decidió predicar con el ejemplo: después de 14 años de relación, el alcalde le dio el 'sí consiento' a Enrique, el juez de paz de la comarca. Y lo hizo entonando una canción de Amaral: "Lo de 'Sin ti no soy nada' no estaba preparado. Me salió del alma, porque lo siento de verdad", revela el recién casado.

"En el pueblo estaban más encantados con la boda más que yo, porque se casaba su alcalde al que quieren muchísimo", dice Maroto, que confiensa sentirse un poco "intimidado" por la presencia de tantos medios de comunicación.

Tolerancia y negocio

Entre los presentes estaba Andrés Rubio, periodista y autor del documental Campillo, sí quiero. La cinta, que se estrenó el otoño pasado en Reykiavik (Islandia), cuenta la historia de una pareja de homosexuales que en 2006 hizo realidad el sueño de casarse en Campillo de Ranas. Ahora va a tener un "epílogo": la boda de su alcalde.

Según Rubio, este enlace "da cuenta de la naturalidad con que se vive en la zona. Aquí la gente es muy tolerante", defiende. El propio Francisco Maroto lo confirma: "La gente nos mide por lo que hacemos y por lo que trabajamos, no por el sexo. Los vecinos dicen que si el alcalde ha arreglado la carretera, ha traído la tele y ha abierto la escuela... ¡que se acueste con quien quiera!", asegura.

Desde que accedió a la alcaldía, hace ya cinco años, Maroto ha casado, en total, a un centenar de parejas, también heterosexuales. "Ha supuesto un aumento del turismo y ha dinamizado la economía local", opina Andrés Rubio. "Maroto empezó dando un paso de militante que se ha convertido en una estrategia nupcial de desarrollo rural que se acabará estudiando en las escuelas de negocios", añade.

La tolerancia de los vecinos y el negocio de las bodas 'temáticas' han llevado a la  revista 'Time' a calificar a Campillo de Ranas como 'Las Vegas ibérica'. El alcalde se quita importancia:  "Mi opinión personal es que todo depende de nosotros. Si cuando vine a Campillo hubiera tenido otra visión todavía estaría metido en el armario. Si nosotros somos los propios que nos discriminamos la sociedad no te va a regalar nada", dice.