El calor no puede con el entusiasta público en la primera jornada de Rock in Río
- Una vertiginosa tirolina y una capilla estilo Las Vegas, lo más espectacular del festival
- Los que no quieran pasar calor puede ir a la carpa VIP por unos 'módicos' 250 euros
La primera impresión que uno recibe cuando llega a la Ciudad del Rock de Arganda es que, efectivamente, Rock in Río es un festival pensado a lo grande. Quizás demasiado. Ahí va la primera recomendación: no conviene llegar a primera hora (el recinto abre a las 17:00), porque lo que vas a encontrar son pocas zonas de sombra y un sol de justicia poniendo a prueba al más resistente. Eso sí, si eres fan de Tokio Hotel tendrás que plantarte aquí temprano el 28 de junio, porque la batalla por la primera fila se presenta encarnizada.
En esta jornada de inauguración los asistentes han ido llegando de forma ordenada sin que se formaran colas en los accesos. Rock in Río es un festival pensado para todos los públicos y eso se ha notado desde el primer día. Padres con sus hijos escuchaban atentos la breve ópera-rock "Help me", compuesta por Jesús Yanes e interpretada por músicos rock y por la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid, con la participación de miembros de la Orquesta Metropolitana de Lisboa.
Tras esta obertura ha llegado el momento simbólico de la jornada inaugural. Los músicos y el público han permanecido en silencio "por un mundo mejor" agitando los pañuelos blancos que se repartían en la entrada. El silencio se ha roto con un toque de campana y el coro ha comenzado a cantar "Imagine" mientras se proyectaban imágenes de luchadores por la paz como Gandhi o Martin Luther King. Todo ello bajo la atenta mirada de Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, que ha presenciado la inauguración desde la terraza de la carpa VIP. El acto ha concluido con la Patrulla Águila de las Fuerzas Armadas sobrevolando la Ciudad del Rock. Definitivamente, este es un festival distinto.
¿Qué puede encontrar el visitante de Rock in Río además de música?. Sin duda lo más espectacular es la tirolina que pasa por encima del público. Exclusivamente reservada para los que no sufren de vértigo y no temen a las emociones fuertes. Desde primera hora se han empezado a formar colas para acceder a esta atracción. En otro extremo del recinto parece milagroso que la pista de snowboardno desaparezca con estas temperaturas. De ello se encargan numerosos operarios que dan forma a la nieve.
Entre los numerosos espacios comerciales, sin duda el más original es el que ha instalado una marca de preservativos. Una capilla estilo Las Vegas en la que el padre James Brown o el reverendo Elvis Presley no tendrán ningún problema en casarte. Quién sabe, puede que entres en Rock in Río sin pareja y salgas casado o casada.
Segunda recomendación: Hay que venir con la cabeza tapada. El sol aquí parece no querer desaparecer nunca. Conforme avanza la tarde se va ocultando detrás del Escenario Mundo, el principal de Rock in Río, y la larga pradera de césped artificial se va convirtiendo en algo más parecido a un campus universitario en primavera. Pero las primeras horas pueden ser muy duras. Salvo que estés en la zona VIP, una elegante carpa en la que el aire acondicionado cae como una bendición. La entrada que da acceso a la carpa VIP cuesta 250 euros, y por lo visto hasta ahora no abunda el famoseo. Veremos que pasa al caer la noche, su terraza orientada hacia el Escenario Mundo seguro que será el lugar más codiciado de este Rock in Río.
Alanis Morissette ha sido la encargada de abrir la primera jornada en el escenario principal. Ha comenzado con algunas de sus canciones más conocidas como "You learn" o "Hand in my pocket" para después continuar con temas más rockeros. Sin duda una buena actuación en la que quien más ha sufrido ha sido su guitarrista, cuya camisa no tenía nada que envidiar a la de José Antonio Camacho en Corea 2002.
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