La escalada del precio del petróleo marca la lucha electoral Obama-McCain
- Los electores están ya más preocupados por la situación económica que por el terrorismo
- McCain y Obama han lanzado distintas propuestas para frenar la crisis energética
- Los dos candidatos hacen también campaña en busca del voto hispano
Parafraseando la afirmación que el equipo de Bill Clinton hizo famosa durante la campaña electoral de 1992, el electorado estadounidense ha dejado claro a Obama y McCain que esta vez "es la gasolina, idiota". Más que nunca, los estadounidenses sienten en sus bolsillos la escalada de los precios del barril de petróleo, que ha reducido el dinero disponible para otros artículos, elevado el coste de todos los productos -desde alimentarios hasta el entretenimiento- y dejado en la calle a miles de trabajadores.
Según datos de este fin de semana de la Asociación de Automovilistas de EEUU (AAA), el precio medio del galón de gasolina en el país se sitúa en 4,072 dólares (el equivalente a 1,08 dólares por litro), un 37% más que hace un año. Y la mayoría de los analistas advierten que el precio seguirá en ascenso en los próximos años y algunos aventuran que el barril se situará en los 200 dólares en el futuro cercano.
La escalada de precios de la gasolina daña la economía estadounidense lo que a su vez afecta a la campaña electoral, que terminará con la elección del demócrata Barack Obama o el republicano John McCain como presidente de Estados Unidos.
Una encuesta de Gallup revela que un 15% de los consultados afirma que ya no pueden hacer frente al coste asociado con la conducción o el transporte diario de casa al trabajo. Otro 11% reconoce que ha tenido que limitar sus viajes y vacaciones y otra cifra igual ya no puede ahorra mensualmente o están obligados a recortar otros gastos.
Según otra encuesta de la compañía, la mayoría de los estadounidenses expresa una mayor preocupación por la situación económica del país (un 56%) que por la amenaza terrorista (un 39%), situación inversa a cuando se inició la campaña electoral. Los dos futuros candidatos a la Presidencia estadounidense vigilan atentamente el cambio en las preocupaciones del electorado.
Mayor amenaza para McCain
Para McCain -que al principio de la campaña reconoció su debilidad en asuntos económicos- la escalada de la crisis energética y sus efectos en la ralentización económica del país puede ser uno de los factores que le aparte de la Casa Blanca.
Quizás por ello uno de sus principales asesores del senador por Arizona, Charlie Black, cometió el desliz de reconocer públicamente que otro ataque terrorista en Estados Unidos -tras el del 11 de septiembre del 2001- "sería una gran ventaja" para McCain.
En este contexto tampoco es extraño que McCain propusiese un paquete de incentivos económicos para reducir la dependencia que el país tiene del petróleo. Una de las propuestas del republicano es un premio de 300 millones de dólares para quien mejore la batería de los vehículos híbridos actuales.
Obama no se ha quedado atrás en reconocer la importancia que la crisis energética tiene en la vida cotidiana de la mayoría de los estadounidenses y ha calificado los planes energéticos de McCain como un "truco barato" que no permitirá que Estados Unidos acceda "a la próxima generación de energía renovable".
El plan energético de Obama incluye aumentar la eficiencia energética de los vehículos que circulan por Estados Unidos e invertir 150.000 millones de dólares en una década en energías renovables que eliminen la dependencia del petróleo.
A por el voto hispano
En lo que respecta a los actos electorales, Obama y McCain intentaron anoche cortejar a la comunidad hispana, que se perfila como un grupo decisivo en las elecciones de noviembre. Ambos comparecieron con sendos discursos en la jornada de clausura de la reunión anual de la Asociación Nacional de Funcionarios Electos Latinos (NALEO), uno de los grupos más influyentes en la comunidad hispana.
McCain, popular en esta comunidad por su apoyo el año pasado a una reforma migratoria integral, intervino primero para asegurar que esa iniciativa, combinada con una mayor seguridad en las fronteras, "fue, es y será mi principal prioridad". Tras calificar a los inmigrantes de "hijos de Dios", insistió en que: "quiero asegurarles que abordaremos la cuestión de manera humana y compasiva".
El candidato republicano fue interrumpido durante su discurso por una mujer que lo tildó de "criminal de guerra" por su apoyo a la Guerra de Irak. La mujer fue desalojada de la sala y McCain optó por acabar su intervención en ese punto.
Por su lado, Obama, que intenta cautivar a un grupo demográfico que en su mayor parte se inclinó por su rival demócrata Hillary Clinton en las elecciones primarias, arremetió contra la política migratoria del republicano, al que acusó de ser un veleta en estas cuestiones.
El senador por Illinois apuntó que, tras el fracaso de la reforma migratoria, McCain ha abogado gradualmente por el endurecimiento de la seguridad en las fronteras.
"Un área donde el senador McCain ofrecía cambio era en la inmigración. Era un adalid de la reforma exhaustiva, y yo lo admiraba por ello", declaró Obama. Sin embargo, "cuando empezó a buscar la nominación de su partido, abandonó ese compromiso. Dijo que ni siquiera apoyaría la legislación que él mismo había patrocinado si llegara a someterse a votación", destacó el aspirante demócrata.