Enlaces accesibilidad

Condena de seis meses a un anestesista por la muerte de una mujer embarazada

  • La mujer estaba embarazada de 38 semanas y acudió a una revisión
  • El anestesista ordenó una cesárea porque el feto estaba "atravesado"
  • El médico no pudo intubarla tras entrar la paciente en insuficiencia respiratoria
  • Al final, tanto la mujer como su feto fallecieron

Por

Un anestesista ha aceptado hoy una pena de seis meses de prisión y una multa de 1.080 euros como responsable de la muerte de una mujer embarazada de 38 semanas y de su feto en el Hospital de Sagunto, en Valencia, a causa de una negligencia médica.

Los familiares de la mujer han retirado los cargos al haber llegado a un acuerdo económico con las compañías aseguradoras, pero el Ministerio Fiscal ha mantenido la acusación, aunque finalmente ha rebajado su petición de pena de cuatro años a seis meses.

Los hechos ocurrieron el 8 de septiembre de 2000, cuando la mujer, embarazada de 38 semanas, acudió al hospital para una revisión.

Una "actuación deficiente"

El ginecólogo detectó que el feto estaba "atravesado", por lo que ordenó la práctica de una cesárea urgente y trasladó a la paciente al quirófano.

La mujer presentaba una insuficiencia respiratoria, pero "a pesar" de ello, el acusado, S.G.T., la sedó y trató de intubarla sin llegar a conseguirlo.

Al no poder intubarla trató de ventilarla con una mascarilla, pero pese a "la ineficacia" de este procedimiento y "el sufrimiento materno fetal" insistió en el mismo y "no acudió como debía a ninguna de las técnicas que según los protocolos establecidos deben realizarse ante un fracaso inesperado de la intubación".

El acusado "ni advirtió como debía el riesgo para la vida de la paciente ni aplicó técnicas a su alcance comúnmente admitidas en la ciencia médica retrasando la petición de ayuda a otros especialistas y provocando que la mujer tardara más de 30 minutos en ser intubada".

Al observar que la saturación de oxígeno en la sangre no mejoraba tras la intubación, el acusado pidió a los ginecólogos que extrajeran al bebé, pero ni la extracción ni las posteriores maniobras de reanimación pudieron evitar la muerte de la madre y del feto, "debida a la deficiente actuación" del anestesista.