Sex Pistols: los 70 edulcorados
- La banda británica actuó por primera vez en España
- El público del Summercase saltó y bailó a empujones
- El grupo regaló tres bises y triunfó con God save de Queen
Puntualísimos, a las 23.20 horas como estaba previsto, compareció el grupo formado por Johnny Rotten, Steve Jones, Glen Matlock y Paul Cook sobre el escenario. Una multitud esperaba con ansias su primera actuación en España, dentro del cartel del festival Summercase que se celebra simultáneamente en Boadilla del Monte (Madrid) y en el Parc del Fòrum (Barcelona).
Poco queda ya del grupo que revolucionó la escena punk de los 70 y escupía sobre el público, sin embargo, eso no evitó que los seguidores que había allí congregados disfrutaran como los que más. Los temas del primer y único álbum Never mind the bollock se sucedieron uno tras otro, aunque los momentos culminantes del concierto llegaron con God Save the Queen y Anarchy in the U.K.
Con este tema, que cantaron casi al final, el público enloqueció y recordó vagamente lo que debieron ser los directos que daban los británicos hace 30 años, saltando y empujándose unos a otros, eso sí, sin causar ningún incidente. Tal vez fuera por el calor pasado en horas anteriores o el incomodísimo suelo cubierto de gravilla, pero el público ya se dispersaba, satisfecho, cuando Rotten, después de dos bises, volvió rugiendo sobre el escenario preguntando "¿dónde vais idiotas?" y regaló un tercer bis.
La vuelta a los escenarios de los Sex Pistols ha sido, para muchos, casi un milagro. "Pensaba que no los vería nunca", comentaba una seguidora, que aseguraba que los escucha desde pequeña. Aunque la media de edad del público rondaba los 35 años, también acudieron algunos que crecieron con ellos en los 70 y otros, más jóvenes, apasionados del punk. A todos les regaló Johnny unos cuantos "fuck you" ("jodeos") a lo largo de la noche, para que no olvidaran quiénes eran ellos.
También sobrevoló alguna opinión de que estos roqueros en la cincuentena se ven obligados a regresar a escena de la vida acomodada que deben llevar ahora, quizás afectados por la crisis que está viviendo la industria de la música con las nuevas tecnologías.
Sus aspectos demacrados y sus vaqueros y camisetas rotas han sido sustituidos por ropa formal, algo de barriga y, en el caso de Rotten, una camisa a rayas a modo de saco y un pantalón a cuadros rojos y azules. Una vaga reminiscencia de rebeldía a los cánones establecidos. Eso sí, energía no les faltó.