Sexo, política o religión: nuevos tabúes para Pekín 2008
- China quiere que los turistas se sientan como en casa
- Los chinos no pueden hablar de sexo, salarios o política durante los juegos
- El objetivo es conseguir "los mejores juegos de la historia"
Desde hace más de tres años, los chinos han sido educados para no fumar, escupir o decir palabrotas en las calles. El gobierno chino se ha preocupado de manera especial en los últimos tiempos por la imagen que proyecta su país en el exterior.
Ahora, con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos en Pekín, el Gobierno ha promovido una campaña de cortesía de lo más puntillosa entre los residentes de la capital. El doble objetivo es cuidar a la 'horda' de turistas que espera el país y conseguir "los mejores Juegos de la historia".
Entre las diferentes medidas protocolarias, se encuentra la de no hablar con los turistas sobre sexo, salarios, política, o religión, así como adquirir un comportamiento respetuoso con los visitantes.
La portavoz del gobierno de Pekín, Wang Zhaoqian, ha señalado que "educando a los conciudadanos se espera que presten mayor interés a la comunicación con los visitantes".
Durante el periodo que duren los juegos, se penalizarán todos aquellos anuncios publicitarios con contenido "obsceno, sexual o supersticioso", ya que según las autoridades podrían dañar la imagen de China.
En vez de publicitar tabaco o productos que aseguran mejorar la potencia sexual, las compañías deberán promocionar los principales lemas olímpicos, como las "Olimpiadas verdes" o las "Olimpiadas cultas", según ha indicado un comunicado oficial.
Los chinos también han sido animados a aprender inglés mediante las 1000 frases que ha ido publicando a diario la prensa local.
El gobierno chino ha querido aprovechar los Juegos Olímpicos para mejorar la imagen del país en el exterior y hacer que los turistas se sientan como en casa.
Las azafatas olímpicas no pueden parpadear
La campaña de cortesía que promueve Beijín también ha afectado a la selección de las azafatas olímpicas que trabajarán en las ceremonias de entrega de medallas.
Las jóvenes no sólo deben tener una buena trayectoria académica, sino que deben responder a unos específicos estándares de belleza marcados por la organización.
Todas miden entre 168 y 175 centímetros y tienen una buena apariencia, determinada por unas estadísticas que incluyen desde el tamaño ideal de busto, la cintura o las caderas, hasta la boca, nariz y ojos, ha explicado la jefa de la División de las Ceremonias, Wang Ning, que, sin embargo, no quiso revelar los números de esas medidas.
Las jóvenes han tenido que aprender trucos como sonreír mostrando apenas ocho dientes o no parpadear delante de los flashes de las cámaras, actitudes consideradas esenciales por los entrenadores.