Una obra a bordo de un avión
- Los libros de Saint Exupéry fueron el reflejo de sus conquistas aéreas
- El avión fue su instrumento para medirse con la tierra y conocer al hombre
Saint Exupéry nunca distinguió entre ser aviador y escritor, ya que su único oficio verdadero era vivir, de forma que su vida y su obra literaria se entremezclan hasta ser una sola. Así, del mismo modo que era frecuente que leyese o dibujara mientras pilotaba -tenía cierta reputación de piloto distraído-, sus libros son el reflejo de sus conquistas aéreas.
- El aviador (1926)
Este relato, publicado en abril de 1926 en la revista Le Navire d'Argent, revela ya la vinculación entre su labor de escritor y piloto. Servirá de primer esbozo para Correo Sur, en un rasgo frecuente de su escritura, la reutilización y reelaboración de sus propios textos.
- Correo sur (1929)
Su primera novela -y primer éxito- recoge sus experiencias como piloto de la compañía Latécoère, cubriendo los traslados del correo entre Francia y Mauritania y Senegal. Transmutado en Jacques Bernis, Saint Exupéry incorpora ya sus motivos fundamentales: el heroísmo, la soledad del piloto, el deber, el reto que impone la naturaleza al hombre.
- Vuelo de noche (1931)
Cuando la conquista de las alturas se traslada de África a América del Sur, Saint Exupéry vuelca esa lucha, que el vivió como piloto de la compañía Aéropostale, en esta novela, que rezuma intensidad, vitalidad, humanismo. "Para nosotros es una cuestión de vida o muerte", llega a decir el responsable de la red del correo aéreo, Jacques Rivière, el principal personaje de la novela, inspirado uno de los hombres que más admiraba Saint Exupéry, su jefe Didier Daurat.
- Tierra de los hombres (1939)
Probablemente, el más importante de sus libros, aunque, como el resto de su obra, oscurecido por El pequeño príncipe. Escrito mientras Saint Exupéry permanecía convaleciente en un hospital de Nueva York tras un accidente aéreo en Guatemala -intentaba completar un raid entre Nueva York y Tierra del Fuego-, es una compilación depurada de textos que Saint Exupéry había escrito en los años anteriores, algunos de ellos artículos elaborados como corresponsal -entre otros lugares, en la Guerra Civil española-.
No solo es prodigio de depuración -"Parece que la perfección se alcanza no cuando no hay nada más añadir, sino cuando no hay nada más que suprimir", dice Saint Exupéry en el libro-, sino de poesía. Para quienes prefieran las listas, también fue un gran éxito de ventas y recibió varios premios, entre ellos el Gran Premio de la Academia Francesa.
- Piloto de guerra (1942)
Publicado inicialmente en Estados Unidos, al igual que El pequeño príncipe, relata una misión de reconocimiento sobre la ciudad de Arras durante la Batalla de Francia, en mayo de 1940, que terminaría con la capitulación de Francia. Saint Exupéry sintetiza en ese relato sus experiencias como piloto de la escuadrilla de reconocimiento 2/33, recuperando sus motivos habituales, desde el deber al heroísmo, aunque siempre desde su visión humanista: "La guerra no es una aventura. La guerra es una enfermedad. Como el tifus". Prohibida por el régimen de Vichy, la novela circuló de forma clandestina en la Francia ocupada.
- Ciudadela (1948)
Libro póstumo e incompleto, que Saint Exupéry había empezado a escribir en 1940, aunque la mayor parte la elaboró entre 1943 y 1944. Por contraste, revela hasta que punto pulía sus obras, ya que su desaparición -en su penúltima misión de reconocimiento- le impidió darle forma definitiva.