Gotham Central, el cómic de Batman sin Batman
Coincidiendo con el estreno de la última película de Batman, El caballero oscuro, llega a las librerías españolas uno de los cómics de más relieve de los últimos años, Gotham Central, en el que los policías, y no el superhéroe, son los verdaderos protagonistas.
Michael Lark, un dibujante que tocó el éxito tanto en la editorial DC como en Marvel, da forma a los guiones de Greg Rucka y Ed Brubaker, dos de los escritores que más han lidiado con el hombre murciélago, en los tres primeros arcos argumentales que Planeta de Agostini presenta en Gotham Central: servir y proteger.
El departamento de policía de Gotham se siente ninguneado; con el protagonismo de Batman, el trabajo de los agentes de a pie parece invisible.
Con un fuerte sabor a novela negra, el cómic sigue la historia de varios detectives. La muerte de un compañero causa una fuerte impresión en el departamento y algunos policías se toman el caso como algo personal, por lo que solicitan al comisario que no pida ayuda a Batman.
Mientras reflexionan sobre su papel en la ciudad, ahora que el caballero oscuro se pelea con los villanos más peligrosos, deciden olvidar al superhéroe y enfrentarse a los crímenes a la antigua usanza.
La batseñal -ese foco de luz que se proyecta en el cielo con el contorno del murciélago- "baja la moral de toda la brigada", así que los agentes pactan dejarla apagada durante la investigación.
En su conjura para defender su autosuficiencia, los detectives luchan para detener al enemigo "antes de que llegue la noche" y evitar con ello la intromisión de Batman.
"Quería que supieras que esta noche hemos atrapado a ese pirado y lo hicimos solos, sin tu ayuda", recrimina al murciélago uno de los policías, en las últimas viñetas de un episodio.
Las tramas de Gotham Central acercan al lector varios de los conflictos morales que se plantean en la historia de Batman, un luchador contra el crimen al margen la ley que, por su forma de ser, crea modelos opuestos al otro lado de su espejo: criminales como Joker, Dos Caras o el Pingüino, que refinan sus métodos delictivos para luchar contra él.
También entrelaza argumentos en los que se mezclan la acción y el suspense con la vida íntima de los personajes. Tanto es así que, salvando las diferencias, puede recordar en algunos momentos a Ex Machina, de Brian K. Vaughan, a la serie televisiva Canción triste de Hill Street o a las novelas de Distrito 87, de Ed McBain.
Para reflejar todo este ambiente oscuro, cargado y misterioso, los lápices de Michael Lark resultan imprescindibles. Aunque más avanzada -no en este tomo- la serie continuara con otro dibujante, el estilo urbanita de Lark, la lluvia o la nieve, los sombreados y su tratamiento gestual de los protagonistas encajan perfectamente con los guiones de Rucka y Brubaker.
Ambos guionistas, que colaboran habitualmente -ahora están con la serie de Daredevil-, consiguieron mucho reconocimiento tanto de público como de crítica con este título.
Rucka obtuvo un premio Eisner en 2004 por Media vida, una de las historias que se incluyen en este Servir y proteger, y Brubaker lo consiguió un año después, pero lo hizo con otra colección.
Aunque estos cómics se hayan convertido en una de las series de Gotham con más atractivo, el lector no debe llevarse a engaño: Gotham Central es una serie sobre Batman, pero en la que el murciélago apenas aparece.
La presencia del caballero oscuro no supone ni el principio ni el final de las historias y los guionistas dejan ver, sin tapujos, las consecuencias de sus escasas intervenciones en los ciudadanos de la ciudad.
Gotham Central: servir y proteger no es un cómic edulcorado. Sus personajes tienen muchos dobleces, la tragedia está muy presente y los finales son crudos y punzantes. Si Phillip Marlowe llegara a Gotham, la mejor forma de enterarse sería a través de esta serie.