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Batman, un personaje en busca de actor

  • Christian Bale encarna a un Batman atormentado y poco expresivo
  • Había intentado ser Robin en 1997 pero le dieron el papel a Chris O'Donnell
  • Sus predecesores han sido Michael Keaton, Val Kilmer y George Clooney

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Cuando Michael Keaton paseaba con su batmóvil por las calles de Gotham en busca de Joker, Christian Bale ya tenía experiencia cinematografica.

Con solo 11 años, había sido elegido por Steven Spielberg para protagonizar El imperio del Sol. Entonces, ya apuntaba manera de murciélago: el niño prodigio Bale no era, precisamente, un dechado de expresividad.

Y es que las interpretaciones del hombre murciélago no van a pasar, precisamente, a la historia del cine. De hecho, tradicionalmente -y El caballero oscuro no es una excepción- el laconismo de Batman suele estar compensado con el histrionismo de sus contrincantes, desde Joker hasta el hombre pingüino.

No es casualidad tampoco, que frente a la sobriedad de Michael Keaton, Val Kilmer, George Clooney y Christian Bale hayan estado gente como Jack Nicholson, Danny de Vito o Jim Carrey.

Así las cosas, lo más importante para un buen Batman es que el gesto que se trasluce tras la máscara siempre exprese una cierta tensión entre el estrés, el miedo y el estreñimiento.

Luego, en sus horas como Bruce Wayne, la pose de gente como Kilmer o Clooney daban perfectamente con el papel de gentleman acaudalado de vida licenciosa.

Michael Keaton: de la comedia al cómic

Tras la versión cinematográfica de la famosa serie de los 60, Batman quedó en el olvido hasta que Tim Burton rescató el personaje para darle un tono gótico que ya se intuía en los comics realizados por Frank Miller a finales de los 80.

Para la revisita del superhéroe, Burton eligión a Michael Keaton, conocido actor de comedia que fue rechazado de manera inmediata por los fans.

Sin embargo, el papel de Batman supuso la cima en la carrera de Keaton, que supo lidiar perfectamente con el histrión Nicholson y la `sex simbol' Kim Basinger.

El actor repetiría en Batman Returns, la segunda y última película realizada por Burton, nuevo éxito de taquilla mundial con la presencia electrizante de Catwoman, interpretada por una Michelle Pfeiffer en la cima de popularidad. Val Kilmer; Batman por sorpresa

A partir de aquí, comienza la cuesta abajo de la saga. Por diferencias creativas -algunos apuntan a que no quería encasillarse, otros que no pasaba por el toque `glam¿ que le daba el nuevo director al superhéroe- Keaton renuncia a encarnar a Batman por tercera vez en Batman Forever, dirigida por Joel Schumacher.

El elegido para sustituirlo es Val Kilmer, que se mete en el proyecto sin conocer el director ni leer el guión.

El resultado es uno de los peores Batman de la saga, donde el cuidado esteticista del vestuario disuelve la historia del hombre murciélago, ensombrecido por unos villanos demasiado histriónicos.

Kilmer decide retirarse del proyecto aunque -increíblemente- el creador de Batman, Bob Kane, asegura que es el que mejor lo ha encarnado hasta el momento.

Clooney, el Batman televisivo

Le sustituye George Clooney en Batman y Robin, donde los defectos de la película anterior, que tuvo al menos una buena taquilla, se multiplican debido a una trama demasiado blanda.

Clooney, entonces en la cresta de la fama por su papel en la serie Urgencias, es acompañado por Chris O¿Donnell como Robin, un papel por el que luchó Christian Bale sin éxito.

Bale, el Robin que nunca fue

La ventana que se le cerró le ha abierto una puerta inmensa. Durante los años siguientes, el niño de El imperio del Sol, el jovencito que quería ser Robin, se hace mayor e interpreta personajes como Patrick Bateman, el protagonista de American Psycho, que le da reconocimiento internacional.

Tras una serie de papeles menores en superproducciones norteamericanas, consigue que Christopher Nolan se fije en él pese a que, tras hacer El Maquinista, el traje del superhéroe le queda grande por todos lados.

Meses de ejercicio físico y un tono de voz nocturno y serpenteante le han convertido en un Batman posmoderno e inseguro de sí mismo. Ah, y, por primera vez, británico