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Arqueólogos mexicanos creen haber descubierto la entrada al inframundo maya

  • Se trata de una red de templos subterraneos situados en cuevas y cenotes
  • Podría tratarse del punto de acceso al Xibalbá, el inframundo, citado en el texto sagrado maya
  • Se han encontrado numerosos restos óseos y funerarios, de casi 2.000 años de antigüedad
  • Los expertos tienen la esperanza de hallar nuevos vestigios en la zona

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Imagen del interior de una de las cuevas en las que se ha producido el hallazgo
Imagen del interior de una de las cuevas en las que se ha producido el hallazgo

Un grupo de arqueólogos mexicanos ha encontrado una red de cuevas subterráneas en la zona del Yucatán que se piensa puede ser la entrada al inframundo maya, llamado Xibalbá.

Los expertos han encontrado varios templos situados en cuevas y cenotes, zonas de muy difícil acceso con hoyos de hasta 40 metros. En esas cuevas se ha localizado una calzada maya (sacbé) de más de cien metros de longitud. Esta calzada termina en plataformas de acceso al agua, en donde se ha hallado una columna semejante a una ceiba (árbol sagrado maya), hecha con estalactitas y estalagmitas. Según los investigadores esta es la primera calzada subterránea que se conoce.

Se piensa que todo este complejo podría corresponderse a lo que los mayas denominaban Xibalbá, según las escrituras del Popol Vuh (Libro de la Comunidad), el texto sagrado maya que describía la historia y distribución territorial de este pueblo, además del origen de la humanidad y la civilización. Según el libro, para acceder al inframundo había que recorrer un tortuoso camino, al final del cual se hallaba un cuerpo acuoso con casas, en donde debían superarse duras pruebas.

Este descubrimiento se ha producido en el marco del proyecto "El culto al cenote en el centro de Yucatán", en el que el Instituto Nacional de Antropología e Historia mexicano (INAH), en colaboración con la Universidad Autónoma de Yucatán, trata de comprender la actividad ritual durante la época prehispánica.

Los hallazgos se localizan en municipios del centro de Yucatán como Tecoh, Homún, Kantunil, Chocholá y Abalá. Son templos que se distribuyen en cenotes y cuevas que cuentan con un modelo común, con un portal natural tapiado con piedras labradas, que dejan al descubierto un acceso de menos de un metro de alto y de unos 50 centímetros de ancho.

Restos milenarios, vestigios de leyenda

Ya a mediados del siglo XVI se mencionaba la existencia de 17 cuevas y cenotes donde se efectuaban ritos mayas, en las crónicas sobre la persecución de la idolatría por parte de los españoles.

De momento se han encontrado 14 espacios subterráneos en los que se han hallado elementos funerarios con una antigüedad de casi 2.000 años y numerosos restos óseos. Los investigadores esperan ampliar sus exploraciones próximamente para desarrollar en profundidad los conocimientos sobre este tipo de vestigios subterráneos.

Estos restos siempre han ido acompañados de numerosas leyendas presentes en el imaginario colectivo. Siempre se había pensado que los huesos hallados en los cenotes, como los que se encontraron en Chichén Itzá y que son similares a los descubiertos ahora, pertenecían a doncellas vírgenes sacrificadas como ofrenda a los dioses.

Sin embargo, los expertos corroboraron a través de un proceso de análisis de los huesos (osteotafonómico), que la mayoría pertenecían a niños menores de 11 años y a adultos varones. Generalmente, en este tipo de restos se hallan marcas rituales como cortes para desarticular o descarnar, huesos quemados y marcas de desollamiento.

Los investigadores tienen la esperanza de hallar más vestigios subterráneos de este tipo en las selvas que cubren el Estado de Yucatán, ya que este descubrimiento se une a los ya encontrados en las ciudades de Uxmal y el mencionado en Chichén Itzá, considerado el más importante.