La OMS denuncia que la injusticia social provoca la muerte de millones de personas
Un niño que nazca en un determinado barrio de la ciudad escocesa de Glasgow probablemente viva 28 años menos que otro que nazca sólo a 13 kilómetros de distancia. Mientras que una niña nacida en Lesotho tiene una esperanza de vida 42 años menor que una japonesa.
Estos datos de la Organización Mundial de la Salud pertenecen al informeSubsanar las desigualdades en una generación: Alcanzar la equidad sanitaria actuando sobre los determinantes sociales de la salud que se acaba de publicar.
Inequidad sanitaria
Las diferencias de los indicadores de salud entre países, y dentro de un mismo país, son consecuencia del entorno social y en la presentación de este trabajo, la Directora General de la OMS, Margaret Chan, ha señalado que "la inequidad sanitaria es verdaderamente una cuestión de vida o muerte".
La inequidad sanitaria significa que en todos los países, con independencia de su nivel de ingresos, la salud y la enfermedad siguen un gradiente social: cuanto más baja es la situación socioeconómica, peor es el estado de salud.
Esa pendiente se observa de forma universal aunque es más pronunciada en unos países que en otros.
Recomendaciones
Para intentar corregir esa situación los expertos de la OMS han elaborado una serie de recomendaciones. El presidente de la Comisión sobre Determinantes Sociales de la Salud, Sir Michael Marmot, ha indicado que la falta de emancipación supone que las mujeres "soporten difíciles condiciones en muchas partes del mundo y que la salud se resienta en consecuencia".
La OMS aboga por eliminar "las disparidades en la educación y la adquisición de competencias y favorecer la participación económica de las mujeres". Además de invertir en educación, formación reglada y profesional, garantizar la equidad salarial por ley, velar por la igualdad de oportunidades de empleo a todos los niveles y poner en marcha políticas favorables a la familia.
Los expertos también recomiendan "aumentar la inversión en servicios y programas de salud sexual y reproductiva, teniendo como objetivo la cobertura universal y el respeto de los derechos".
Salud y empleo
En este estudio se analizan también las condiciones de trabajo que influyen de forma determinante en la salud. Un gráfico muestra como en España las personas que sufren más trastornos mentales son las que no tienen empleo, mientras que la incidencia es menor entre los trabajadores con contrato fijo.
Por sí sola, la riqueza no determina la salud de la población. Algunos países de ingresos bajos, como Cuba, Costa Rica, China y Sri Lanka han logrado buenos niveles de salud pese a que sus ingresos nacionales son relativamente bajos.
Los expertos creen que es posible subsanar las desigualdades en los próximos treinta años y que las oportunidades en la vida y la salud de la población "no se malogren por la fatalidad de haber nacido en un lugar determinado, el color de la piel o la falta de posibilidades de nuestros padres", pero han matizado que es necesaria una decidida "voluntad política" para lograrlo.
El ejemplo nórdico
Apuntan que "la riqueza se puede utilizar de modo inteligente" y ponen como ejemplo a los países nórdicos que aplican políticas que "alientan la igualdad de beneficios y servicios, el pleno empleo, la equidad de género y unos bajos niveles de exclusión social".
Para la Comisión sobre Determinantes Sociales de la Salud reducir las desigualdades "es un imperativo ético" ya que afirman que la injusticia social "está acabando con la vida de muchísimas personas".