La segunda jornada de "La Mostra", entre los vericuetos del alma humana
- Takeshi Kitano, con Akires to kame y Christian Petzold, con Jerichow
- El sueño inalcanzable del arte y el amor imposible cuando falta dinero
- La competición continuará mañana con La bête dans l'ombre y The burning plain
El director japonés Takeshi Kitano y el alemán Christian Petzold han inaugurado hoy la sección de competición del festival de cine de Venecia con dos películas y grandes palabras; porque para uno el arte es un sueño tangible y para el otro el amor es imposible en la miseria.
Akires to kame (Aquiles y la tortuga) es la propuesta de Kitano para hacerse con el que sería su segundo León de Oro, que obtuvo en 1997 con su Hana-bi y completa la trilogía sobre el arte y el espectáculo, que comenzó con Takeshis (2005) y continuó con Kantoku-Banzai (2007).
La película muestra el sueño de Machisu, un pintor que desde la niñez antepone la pintura a todo lo demás, incluso a su propia vida, para alcanzar el sueño inalcanzable del arte. Esa radicalidad crea situaciones cómicas, que sirven tanto para reírse del patético intento del ser humano de sobrevivir a través del arte, como para criticar a ciertos artistas contemporáneos que buscan más la fama que el proceso creativo.
Kitano exime de culpa al artista: "Lo que importa de verdad es el proceso creativo". Así se ha expresado Kitano en la rueda de prensa posterior a la proyección de la película, antes de añadir que ciertamente "el arte no es tan cruel" como él lo ha caricaturizado.
El director es actor al mismo tiempo. Kitano recrea en Machisu un gemelo de sí mismo y todas las pinturas que aparecen en el filme son pinturas del director japonés.
Al igual que hiciera Cervantes con su Quijote, a fuerza de criticar y de reírse del artista, pero reconociendo el valor de su idealismo, Kitano convierte su película en una verdadera obra de arte contemporáneo.
Celos, sexo y dinero en el filme de Petzold: Jerichow
Frente a cualquier idealismo de los sentimientos se estrellan en cambio los personajes de Jerichow, la película de Petzold, que, como Sancho Panza, pone los pies en la tierra, hasta el punto de que Laura, la protagonista que interpreta Nina Hoss, llega a afirmar: "No se puede amar sin dinero".
Laura es la esposa de Alí (Hilmi Sözer), un hombre de negocios turco que la ha rescatado de un bar de mala muerte en una de las zonas más deprimidas de Alemania y se ha casado con ella.Pero es un rescate que tiene un precio, el de una deuda económica que ella tenía contraída.
La aparición de Thomas (Benno Fürmann), que será contratado por Alí, abre el camino a un tradicional triángulo en el que se mezclan los celos, el sexo y el dinero.
"Quería saber qué ocurre cuando se hunde económicamente una ciudad, no sólo en sus aspectos sociológicos, sino también en los sentimientos de las personas", ha dicho Petzold, considerado uno de los continuadores del Nuevo Cine Alemán.
Y lo que ocurre es la búsqueda desesperada de dinero, porque da la independencia y la libertad, ha explicado Nina Hoss.
La película sirve también para mostrar una sorprendente Alemania, la depauperada región germano-oriental de Wittenberg, tan pobre que no es lugar para los inmigrantes.
Dos filmes que abordan el 'alma humana'
Con ambas películas, la sección de competición de "la Mostra" arranca entre los vericuetos del alma humana frente a la propuesta de entretenimiento que fuera de competición ofrecieron ayer los hermanos Coen con su Burn after reading.
La competición continuará mañana con la francesa Inju, la bête dans l'ombre, dirigida por el alemán Barbet Schroeder, y la esperada The burning plain, producción estadounidense del mexicano Guillermo Arriaga.
El diseñador Valentino presenta el documental Valentino:The Last Emperor
La presencia del diseñador italiano Valentino en el Festival de Cine en Venecia ha rematado la tendencia que se ha marcado en las ediciones de 2008 de Cannes y Berlín de "importar", de Madonna a Maradona, sus ganchos publicitarios desde otras disciplinas.
Con el documental Valentino: The Last Emperor, Venecia subraya una tendencia para esta "temporada" que comenzó en una Berlinale sumamente musical el pasado febrero, inaugurada por Shine a Light, el documental sobre los Rolling Stones de Martin Scorsese que llevó a la capital alemana a la mítica banda.
Así, entre intrusismos profesionales y documentales biográficos, este año no han faltado excusas, ni por una parte ni por la otra, para abrir las compuertas del cine a todo tipo de celebridades.
¿Llegará alguno de estos títulos a los Oscar para redondear el 2008? No sería, desde luego, la primera vez, aunque la Academia de Hollywood ya se adelantó en la ceremonia de 2007 concediendo dos estatuillas a Una verdad incómoda, el documental ecologista de Al Gore.