Las desigualdades en la atención sanitaria son universales
Estados Unidos: entre 1991 y 2000 se habrían evitado 886.202 muertes si las tasas de mortalidad de blancos y afroamericanos se igualaran. (Esa cifra contrasta con las 176 633 vidas salvadas en EE.UU. por los adelantos médicos durante ese mismo periodo).
Bolivia: el bebé de una mujer boliviana no instruida tiene una probabilidad de morir del 10%, mientras que el de una mujer que haya cursado por lo menos la enseñanza secundaria tiene una probabilidad de morir del 0,4%.
En Indonesia, la mortalidad materna es de 3 a 4 veces superior entre los pobres que entre los ricos.
En Afganistán una de cada ocho mujeres muere durante el embarazo o el parto.
En Suecia sólo fallece 1 de cada 17.400 embarazadas.
En Grecia y Portugal, la mortalidad en la niñez ha pasado en una generación de 50 por 1.000 nacimientos a valores tan bajos como los que se registran en el Japón, Suecia o Islandia.
En el Reino Unido, la mortalidad de los adultos de los barrios más pobres multiplica por 2,5 la de los adultos de los barrios menos pobres.
Australia: la esperanza de vida de los aborígenes australianos varones es 17 años menor que la de cualquier otro varón australiano.
Kenia: la mortalidad entre los niños de barrios de chabolas de Nairobi multiplica por 2,5 la de otras partes de la ciudad.
En Uganda, la tasa de mortalidad de menores de cinco años entre las familias del quintil más rico es de 106 por 1.000 nacidos vivos, mientras que en el quintil más pobre es aún peor, de 192 por 1.000 nacidos vivos, lo que supone que casi una quinta parte de los bebés que nacen vivos en las familias más pobres acabarán muriendo antes de cumplir cinco años.
En Egipto, la tasa de mortalidad en la niñez ha disminuido de 235 por 1.000 a 33 por 1.000 en 30 años.