Otegi, diez años de liderazgo y esperanzas rotas
- Ingresó en ETA en 1977 y fue condenado por el secuestro de un empresario
- Es portavoz de HB desde el encarcelamiento de sus dirigentes en 1997
Arnaldo Otegi, que durante una década ha puesto la voz al brazo político de la banda terrorista ETA, ha sido condenado a 10 años de prisión como dirigente de ETA por intentar reconstruir Batasuna, a través de Bateragune.
Otegi (Elgoibar, Guipúzcoa, 1958), hombre clave en las últimas conversaciones entre ETA y el Gobierno, está en prisión preventiva desde hace dos años.
La Audiencia Nacional absolvió en julio al exportavoz de Batasuna por participar en un acto de homenaje al expreso etarra José María Sagarduy en 2005, hechos por los que ya fue condenado en un juicio pero que el Tribunal Supremo anuló y ordenó repetir al estimar que una juez "prejuzgó" su culpabilidad.
Dijo en ese juicio que el cambio de estrategia de la izquierda abertzale y su apuesta por vías exclusivamente pacíficas y democráticas era "irreversible e irrevocable" porque la violencia "sobra y estorba".
Líder emergente
Otegi, tras la disolución de ETA político-militar en 1981, siguió entre los que apostaron por la lucha armada. Fue sospechoso de participar en el secuestro del diputado de UCD Javier Rupérez y del intento de rapto de su compañero Gabriel Cisneros, pero solo se le condenó por el del empresario Luis Abaitúa, ejecutivo de Michelín en Vitoria.
Cumplida la mitad de sus seis años de condena, salió a la calle en 1990. Otegi, licenciado en Filosofía, ejerce entonces como representante de los ex presos etarras y en 1995 entra en el Parlamento de Vitoria como sustituto de una diputada de Herri Batasuna. Ejercerá como nuevo portavoz de los batasunos tras el encarcelamiento de los máximos dirigentes del partido en 1997.
En 1998, participa en la firma del Pacto de Lizarra (Estella), un frente común de las formaciones que reivindican las "aspiraciones de soberanía de Euskal Herria" y que vino a acabar con el Pacto de Ajuria Enea, el anterior marco donde todos los partidos sin exclusiones acordaron avanzar hacia la "pacificación".
En paralelo, el PNV y EA llegan a un acuerdo con ETA que permite la declaración de un alto el fuego de la banda. Con el viento a favor, Otegi se presenta como cabeza de lista bajo la marca Euskal Herritarrok a las elecciones autonómicas de octubre de 1998, donde la izquierda abertzale (patriota) logra los mejores resultados de su historia: 224.001 votos, el 17,9% del total.
Interlocutor político
El lehendakari Ibarretxe se apoya en Batasuna hasta que ETA rompe la tregua a comienzos del año 2000 y los abertzales siguen sin desmarcarse de los violentos.
Como sus compañeros, Otegi nunca ha condenado los atentados. A pesar de ello, tras la ilegalización de Batasuna, apuesta por dejar a ETA al margen de la política: es su famoso discurso de Anoeta (noviembre del 2004), en el que propone la creación de dos mesas, una de partidos y otra de "desmilitarización" (para dar una salida a los etarras).
El líder independentista intentaba un entendimiento con el presidente de los socialistas vascos, Jesús Eguiguren, que fructificarán con una nueva declaración de alto el fuego de ETA tras la llegada de Zapatero al poder. Fue entonces cuando el presidente constató que Otegi "ha hecho un discurso por la paz, por abrir una etapa política distinta en Euskadi" y se abren oficialmente canales de interlocución con ETA.
Pero cuando ETA atenta en Barajas, el dirigente se parece haberse quedado descolocado. Se resiste varios meses a dar por muerta la tregua y llega a pedir a la banda que la mantenga, aunque no condena las muertes. Solo dos días después de que ETA declarase oficialmente la ruptura, en junio del 2006, Otegi es encarcelado. Es su primera estancia prolongada en prisión desde que está en política, a pesar de sus innumerables procesos por sus relaciones con ETA.
Valoraciones
En este tiempo, la mayor atención la ha recibido de políticos europeos, pero casi nada de la Organización. No obstante, según el último Sociómetro Vasco, los ciudadanos vascos encuestados el pasado mes de abril le daban una puntuación de 2,4 (sólo mejor que los líderes del PP; el mejor valorado es Ibarretxe con 5,2). Aunque es un punto menos que hace dos años, ahora recibe incluso más apoyo entre los suyos (hasta 7,1).
Tras su salida de prisión, es difícil que vuelva a liderar a una izquierda abertzale sumisa a los dictados de ETA. No obstante, hay quien cree que puede emprender una nueva vía. Algo parecido a lo que hizo Patxi Zabaleta, líder de Aralar, la escisión de Batasuna que condenó a ETA. Este también le ha instado a que "dé el paso de pedir el cese de la lucha armada". "Es un gran comunicador, pero lo importante son los contenidos", ha dicho de su ex compañero.
La esperanza, incluso en Otegi, es lo último que se pierde.