Un diamante es para siempre y más si está realizado con las cenizas de un difunto
- Los diamantes a partir de cenizas o pelo pueden lograrse por 5.000 euros
- Las piedras se engarzan en anillos o colgantes, pero otros acaban en la mesa de un pub
- Un diamante sintético tarda en elaborarse de tres semanas a tres meses
Las cenizas de un difunto, los restos de una mascota muerta o el pelo de una persona viva pueden convertirse en diamantes por un precio de 5.000 euros.
La compañía suiza Algoranza, que significa "remembranza", transforma las cenizas de los seres queridos de sus clientes en diamantes sintéticos.
Esta empresa comenzó en 2004 vendiendo un sólo diamante al año, pero su negocio se está expandiendo de forma exponencial y en la actualidad elabora 60 diamantes al mes. Cada diamante sufre un proceso químico, que dura entre tres semanas y tres meses, que permite transformar las cenizas en carbono puro.
El mercado principal de Algoranza es Japón, donde van destinados el 40% de sus piedras sintéticas, ya que en este país la cremación es el rito funerario más común por la escasez de suelo disponible.
La mayoría de los clientes son cristianos porque según el gerente de la firma suiza, Veit Brimer, "no quieren despedirse del todo de sus seres queridos".
Por norma general, los clientes suelen engarzar los diamantes en piezas de joyería como anillos o colgantes, pero otros tienen curiosos destinos. Por ejemplo, una viuda que lleva siempre el diamante realizado con las cenizas de su difunto marido en el bolso para tenerlo cerca o unos británicos que incrustaron el diamante en la mesa habitual del pub que frecuentaba el fallecido.
Otras empresas en Estados Unidos y Reino Unido ofrecen también la posibilidad de lucir un diamante creado a partir de pelo, de una persona viva o muerta, o incluso a partir de los cadáveres de los animales de compañía.
Un empleado de funeraria de Denver, Bobby Thurman, ha escogido una piedra realizada a partir de su pelo combinado con el del resto de miembros de su familia. En su opinión será un diamante "que pasará de generación en generación y espero que otras familias hagan lo mismo".