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Las contrataciones en origen cubren un 80% de algunas campañas agrícolas

  • El problema del sector agrario son sus malas condiciones laborales
  • El sector planifica desde 1997 los flujos migratorios en las campañas agrícolas
  • La campaña de la cereza en Cáceres, se nutre del mercado nacional

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La contratación en origen en el sector agrario puede llegar a suponer hasta el 80% en algunas campañas agrícolas como la de la fresa de Huelva, mientras que en otras, como la cereza de Cáceres, es casi inexistente, ya que se nutre de mano de obra del mercado nacional, según fuentes sindicales.

Los trabajadores afiliados al Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social (REASS) por cuenta ajena en julio fueron unos 720.000 y el contingente de temporada para campañas agrícolas suele rondar los 60.000 contratos en origen, que también se contabilizan en las estadísticas nacionales.

La necesidad de trabajadores en un periodo de tiempo muy concreto, además de unas "no muy buenas" condiciones laborales, han constituido un problema para cubrir de manera adecuada la oferta de empleo en el sector agrario, primer sector económico de ocupación de la mano de obra de temporada.

Las responsables de migraciones de las Federaciones Agroalimentarias de UGT y CCOO, María Ángeles Repilado y María José Rodríguez, respectivamente, han insistido que el sector cuenta con convenios para planificar las campañas, donde se recoge que siempre que haya mano de obra en España no se acudirán a los contingentes extranjeros de contratación en origen.

El mercado nacional no satisfacía la necesidad

El sector agrario -Administración, sindicatos, organizaciones agrarias y la Federación de Municipios y Provincias- planifica desde 1997 los flujos migratorios en las campañas agrícolas de temporada a través de un convenio.

En 1999 el convenio se amplió con un protocolo adicional ante la necesidad de mano de obra del sector agrario que no era posible satisfacer en el mercado nacional, por lo que se reguló la contratación en origen de extranjeros.

Ambas ordenes se fusionaron en 2006 en el "Convenio para la ordenación, coordinación e integración sociolaboral de los flujos migratorios laborales en campañas agrícolas de temporada" que establece que las necesidades de mano de obra tienen que cubrirse primero en el mercado nacional, es decir, españoles y extranjeros legalmente residentes en España, y después acudir a oferta exterior.

Condiciones laborales poco atractivas

El problema, han reconocido desde CCOO y UGT, es que las condiciones laborales que ofrece el sector agrario no son atractivas, ya que los trabajadores del REASS son de los más desprotegidos.

Con una base de cotización bastante más elevada que la del Régimen General, la protección social de estos trabajadores por cuenta ajena son inferiores a la de otros trabajadores, mientras que las prestaciones de los trabajadores agrarios no llegan al 50% de la media del General.

Si a esto se le suma la alta tasa de temporalidad en las contrataciones, unos convenios laborales con unos sueldos bajos y que el trabajo en el campo, expuesto a las inclemencias climáticas, es un trabajo físicamente duro, el resultado es que la mano de obra del mercado nacional "huye" a otros sectores con mejores condiciones.

Uno de los sectores que ha acogido más mano de obra agrícola ha sido el de la construcción, que ahora está en crisis, y aunque, según los sindicatos, parece que hay "una vuelta al campo" de trabajadores de la construcción, el dato de paro interanual en julio ha revelado que el paro ha aumentado casi un 25%.

La campaña de la fresa necesita la mayor mano de obra

Las principales campañas agrícolas que, por su volumen y concentración en el tiempo, necesitan de mayor mano de obra contratada en origen suelen ser las de la fresa, tanto la del plantón en Castilla y León de octubre a diciembre como la de la recolección entre marzo y junio.

Por su parte, la campaña de la aceituna en Andalucía y Castilla-La Mancha se extiende desde noviembre a febrero; el grueso de la vendimia se suele concentrar entre los meses de septiembre y octubre, mientras que algunas recolecciones hortofrutícolas, como la de Almería, precisan de temporeros todo el año.