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El fútbol sirve como excusa para que Armenia y Turquía reanuden relaciones diplomáticas

  • El presidente turco, Abdullah Gül, visita Armenia tras 15 años de relaciones rotas
  • La excusa ha sido un partido de fútbol, clasificatorio para el Mundial de Sudáfrica
  • El encuentro se produce cuando la inestabilidad se ceba con la región
  • Analistas armenios aseguran que Turquía quiere recuperar el protagonismo perdido
  • Evitar un Kurdistán independiente fuerza a Turquía a mejorar las relaciones

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La diplomacia del fútbol

El presidente turco, Abdullah Gül, se ha convertido hoy en el primer jefe de Estado de Turquía que visita Armenia, lo que podría abrir una nueva era en las relaciones en el Cáucaso, una zona de gran importancia energética y geoestratégica.

Turquía fue uno de los primeros países en reconocer la independencia de Armenia tras el colapso de la Unión Soviética en 1991, pero el conflicto que enfrentó entre 1993 y 1994 a Armenia y Azerbaiyán por Nagorno-Karabaj llevó a la ruptura de las relaciones y al bloqueo de las fronteras de Armenia por parte de Turquía y Azerbaiyán.

Además, turcos y armenios mantienen una fuerte disputa en torno a la matanza de cientos de miles de armenios en 1915 a manos del Imperio Otomano, antecesor de Turquía, que Ereván considera un "genocidio", algo que Ankara rechaza.

La diplomacia del fútbol

Por eso, poco antes de partir hacia la capital armenia, Ereván, Gül ha deseado que su histórica visita a Armenia para asistir al encuentro de fútbol que ambas selecciones disputan suponga un acercamiento entre los países vecinos.

El jefe de estado turco ha llegado a media tarde a Armenia, donde se ha entrevistado con su homólogo Serge Sargisián y la delegación turca encabezada por el ministro de Exteriores, Ali Babacan, ha hecho lo propio con la diplomacia armenia.

15 años de relaciones rotas

El objetivo de esta visita, aplaudida por la Unión Europea y Estados Unidos, es abrir un canal de diálogo que ha permanecido prácticamente cerrado durante 15 años (con la salvedad de contactos diplomáticos esporádicos en terceros países) y que el deshielo en las relaciones bilaterales lleve a una reapertura de fronteras que tendría una fuerte influencia en toda la zona del Cáucaso.

Según el columnista Yavuz Baydar, del diario turco Sabah, "la situación de la región es urgente y le interesa a todos los vecinos de la zona. Por eso ahora es más fácil que se encuentre una base común de entendimiento que asegure la paz y la estabilidad en el Cáucaso".

Un reencuentro para atajar la inestabilidad

La periodista de investigación armenia Laura Baghdasaryan, directora del centro de estudios caucásicos Region, ha añadido que el acercamiento entre Turquía y Armenia hay que ligarlo al giro de los acontecimientos en los últimos meses.

Según esta analista, comenzó a gestarse hace unos meses en relación a los acontecimientos de Moscú, cuando tras una visita del presidente ruso, Dimitri Medvedev, a Azerbaiyán, se reforzaron los lazos energéticos entre estos dos países.

Entonces, el presidente armenio, Serge Sargisián, envió la invitación a su homólogo turco para acercarse a Ankara, tradicional valedor de Bakú en la región, como Moscú lo es de Ereván.

"Es una cuestión normal porque Armenia y Azerbaiyán siempre persiguen equilibrar la balanza geoestratégica cuando uno de los dos países ha dado un paso adelante", ha relatado.

Otro elemento que ha hecho irrupción en el 'ajedrez caucásico' es la guerra ruso-georgiana del pasado agosto, que ha empujado a Gül a aceptar la invitación de Ereván, según Baghdasaryan.

Turquía pierde influencia en el Cáucaso

La prensa armenia pro-rusa mantiene que la guerra entre Rusia y Georgia ha supuesto un duro golpe para la influencia turca en la región, por lo que, aumentando sus relaciones económicas y políticas con Armenia, donde existe también una fuerte presencia militar rusa, Ankara conseguiría retomar una importante posición como actor regional.

En Armenia sorprendió la posición neutral que tomó Turquía durante el conflicto y que el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, volara a Moscú y Tiflis para proponer una Plataforma de Estabilidad y Cooperación en el Cáucaso.

"Hay que entender que Turquía, aunque es un importante aliado de Occidente y miembro de la OTAN, tiene sus propios intereses regionales, como se vio con la posición (contraria) que tomó en la Guerra de Irak", según ha explicado.

Ankara teme el polvorín kurdo

"Tras la invasión estadounidense, Ankara teme el surgimiento de un Kurdistán independiente y eso le ha hecho acercarse un poco a Rusia y no intervenir a favor de Georgia", según ha afirmado Baghdasaryan.

Aún así, esta investigadora prevé nuevos enfrentamientos en el Cáucaso meridional, ya que se trata de una región de países pequeños atrapada entre la presión de dos superpoderes -Rusia y Estados Unidos- y con varios conflictos latentes: el enfrentamiento por Nagorno-Karabaj entre Armenia y Azerbaiyán, la lucha de Rusia y Georgia por las regiones de Osetia del Sur y Abjazia y las relaciones congeladas entre Turquía y Armenia.

Aunque no es optimista respecto a los resultados tangibles de la Plataforma propuesta por Erdogan, Baghdasaryan cree que "Turquía puede jugar un rol estabilizador en el Cáucaso, siempre y cuando mejore sus relaciones con Armenia".