Estados Unidos quiere comprar bancos
- El Tesoro planea inyectar liquidez en los bancos que lo necesiten
- Paulson aboga por recuperar la confianza de los mercados
- El Presidente del Banco Mundial dice que el G7 está muerto
Dinero contante y sonante es lo que hace falta, ideas y palabras nunca han faltado, por eso The New York Times lleva a su primera página lo que anoche adelantaba con campanillas. El Tesoro, lo que aquí es el ministerio de Economía, está pensado dedicar parte de los 700 mil millones de dólares que tiene para curar la crisis financiera a inyectar dinero fresco en las instituciones bancarias que asi se lo pidan.
El rotativo no explica cómo pero si dice que sería la manera de dotar a los bancos de esa liquidez, que ahora no tienen, y actuar de forma mucho más puntual y urgente en la recuperación de un sistema del que no todo es sacar del mercado las hipotecas basura.
La idea es muy parecida a la aplicada por el gobierno de Gran Bretaña, comprar acciones de bancos, intervenir sin nacionalizar, tomar parte de la propiedad y esperar a que luego las cantidades solicitadas al Tesoro puedan ser restituidas a la caja de todos.
Henry Paulson, el titular de la cartera de Economía, ha dicho ya que la acción no puede ser inmediata y que nadie espere resultados al día siguiente porque todavía puede haber más bancarrotas aunque hay recursos suficientes como para superar la crisis.
Lo mas urgente, advierte con la que esta cayendo, es recuperar la confianza de los inversores.
Reunión en Washington
Los gurús internacionales de la economía tendrán la oportunidad de poner en común preocupaciones e ideas para soluciones sin varita mágica.
Los responsables del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial llevan ya tiempo diciendo lo que piensan y realizando sus diagnósticos para una crisis que frenara el crecimiento y hará que muchos países ¿España, está en la lista- puedan tener que afrontar una seria y profunda recesión según el último informe del Fondo Monetario Internacional.
El presidente del banco mundial, Robert Zoellick, lanzaba esta semana una idea no menos tranquilizadora: el G7 está muerto y hay que buscarle alternativas, nuevos miembros, países emergentes y en crecimiento, con capacidad de aportar velas en el entierro.
La tarea se promete complicada y para nada ayudan ejemplos como los protagonizados por directivos de la aseguradora AIG, nacionalizada por Estados Unidos.
Mientras la Casa Blanca aprueba nuevas inyecciones por valor de 24 mil millones de dólares, ahora políticos demócratas de Califonia denuncian que siete altos ejecutivos de la empresa de seguros disfrutaban de unas vacaciones de lujo en un exclusivo hotel de la costa oeste de Estados Unidos.