Jean-Marie Le Clézio, un escritor a la búsqueda de la poesía de la naturaleza
- Las imágenes poéticas de su prosa y su cosmopolitismo, claves en la obra del Nobel francés
- Su trayectoria literaria refleja la evolución de la narrativa francesa en los últimos 40 años
- Admirador de los escritores del siglo XIX, comparte con ellos su ansia de huir a la Naturaleza
- Profudamente ecologista, ha criticado la industrialización del planeta y la sociedad capitalista
Con apenas 21 años y tras escribir una obra poética magistral, Arthur Rimbaud dejó la pluma en el escritorio de alguna buhardilla de París y se enfrascó en una vida oculta y universal: de Indonesia a Yemen y, de allí, a la actual Etiopía, hasta morir prematuramente a los 37 años.
Muchos escritores se han preguntado qué hubiera pasado si en vez de dejar esa pluma, se la hubiese llevado para retratar todo lo que vio. Un siglo después, Jean Marie Gustave de Clézio emprendió esa tarea en un viaje sin fin por el planeta que le hizo abrazar el nomadismo literario.
Esas dos claves, narración simbólica y cosmopolitismo, han marcado la trayectoria literaria del premio Nobel de Literatura de 2008. El primer rasgo, característico de su escritura, le emparenta con el Rimbaud más sinestésico, así como con el conde de Lautremont, autores ambos admirados por el escritor francés y con los que comparte el gusto por una escritura repleta de imágenes y ritmo.
"Muchas veces no sabes si estás leyendo una novela o un poema en prosa", confiesa Lourdes Carriedo, especialista en narrativa francesa contemporánea de la Universidad Complutense, que conoce a fondo la obra de Clézio.
El segundo, que se plasma en un deseo del autor francés de huida hacia la naturaleza, se aprecia en Sensación, uno de los más famosos poemas de Rimbaud: "Ya no hablaré ni pensaré en más nada: / pero el amor infinito me trepará hasta el alma / e iré lejos, muy lejos, así como un bohemio/ por la Naturaleza, -feliz como con una mujer".
Del 'nouveau roman' a la universalidad
Pese a estas referencias literarias, el novelista francés ha compartido los movimientos literarios de su época. Su primera novela El atestado, publicada con tan solo 23 años, sigue el estilo del nouveau roman francés, corriente literaria dominante en los 60.
Sin embargo, tal y como matiza Thomas Kauf, traductor de su última obra publicada en España (La cuarentena, en Tusquets), "era rompedor y continuista a la vez, ya que a partir del nouveau roman sí que conseguía apasionar al lector".
Pronto Clézio logró desarrollar su propio lenguaje literario, caracterizado por una prosa limpia y simbólica, que llegará a su cénit entre finales de los 70 y principios de los 80 con la obra Desierto, en la que unía el poderío de las imágenes de las culturas del norte de África con la crítica sociopolítica.
Crítica a la sociedad occidental
Esta crítica es la que ha dominado en su última etapa, más autobiográfica, en la que propone una vuelta a los orígenes del hombre y donde critica ferozmente a la sociedad capitalista ante el progresivo deterioro del planeta por la industrialización.
Y es que esta preocupación universal entronca con su propia experiencia vital: francés, de padre británico, con orígenes en Isla Mauricio y largas estancias en México. Además, conoce las civilizaciones precolombinas y tiene un gran interés por África, el continente olvidado.
"Es un personaje interesante en la medida en que es difícil dejarlo en un ámbito, es un escritor transfronterizo, se ha convertido en un nómada", comenta Kauf, que aprecia ese carácter plurilingüe en la escritura de Clézio.
Para Carrecedo, esta característica del Nobel francés hace que el premio otorgado sea "una oportunidad magnífica ara acercarse a su universo poético, plagado de resonancias de otras culturas".