"Si Hacienda somos todos, ¿quién es usted?"
- La Agencia Tributaria convoca un concurso escolar titulado 'Carta a un defraudador'
- Niños de toda España han mandado una carta a las personas que no pagan impuestos
- Hacienda quiere que se le deje de ver "como un ogro que viene por dinero"
"¿Cómo sería un mundo sin hospitales, policías, bomberos, escuelas...sin parques, carreteras ni raíles por donde viajen trenes con distintos destinos y paralelas intenciones?".
Ésta no es una pregunta retórica. La ha escrito una niña de 13 años a una persona que no conoce, pero de la que sabe un sólo dato: que defrauda a Hacienda.
Su nombre es Carmen Millá, estudia 2º de ESO en el IES Cap d Horta de Valencia y ha preferido sustituir el "Querido defraudador" en el encabezamiento de su carta por un "A quien corresponda".
Carta a un defraudador
Ella, como otros escolares de toda España, ha participado en un concurso de redacción muy peculiar: una carta a un supuesto defraudador para convencerle de que pague sus impuestos.
La iniciativa, lanzada por la Agencia Tributaria, demuestra que los niños saben perfectamente lo que suponen en su día a día los impuestos.
"En la vida nos encontramos gente que dice ser lo que nunca es, el que se queda el cambio que le da la tendera, el que cambia la nota de los exámenes, el que miente en su curriculum, el que hace trampas a las cartas y el que estafa en los casinos", enumera Carmen en su particular lista de defraudadores, en la que incluye casos tan actuales como "el que roba en su propio banco" o "el que viste levita y chistera y con su maletín negro va cerrando tristes negocios".
Ella es uno de los cuatro ganadores del certamen, que ha recogido un diploma junto a Diego Araiz, de quinto de primaria de un colegio de Zaragoza, Isaac el Badaoui, de sexto de primaria de un centro de Lleida, e Indira Bernal, estudiante de quinto de primaria en Murcia.
Un mundo sin impuestos
Bernal hace un repaso de lo que sería un día en su vida si nadie pagase impuestos: un colegio sin profesores, un centro de salud sin médicos, un transporte público impagable, unos contenedores de basura llenos porque no hay servicios de recogida.
"Creo que vale la pena que cada uno pague su parte de los impuestos para que todos podamos vivir mejor y la sociedad funcione", concluye tras dedicarle al presunto defraudador un saludo. "Espero que lo haya comprendido", añade.
Usted "¿tiene pueblo?"
Araiz, por su parte, le hace una pregunta singular al defraudador." Si Hacienda somos todos, ¿quién es usted?"
Y es que este niño que vive en un pueblo carcano a Zaragoza, aprecia los efectos que han tenido los impuestos en su día a día.
"¿Tiene pueblo? ¿Usted sabe que mi pueblo, Remolinos, puede comunicarse con Zaragoza por medio de un puente que se pago con los impuestos que pagaron mis abuelos? ¿Usted sabe que mis abuelos cuando salen a pasear, pueden sentarse en los bancos que se han hecho y pagado con los impuestos?", le cuestiona en la carta.
Los cuatro estudiantes, que han asistido acompañados de sus familiares, han leído las cartas premiadas y han demostrado, con ellas, que están concienciados de que "pagando impuestos, todos saldremos ganando". Concienciar a los contribuyentes
Por su parte, el director de la Agencia Tributaria, Luis Pedroche, ha enmarcado este concurso en la necesidad de sensibilizar a los futuros contribuyentes sobre el significado de los impuestos y de que sepan para qué sirven y a qué se destinan en una sociedad democrática y abierta como es España.
Pedroche ha subrayado que los jóvenes galardonados han hecho una "magnífica, fresca e intensa" presentación de lo que supone pagar impuestos en esta sociedad y lo que perjudican a ésta los defraudadores.
En nombre de los colegios a los que asisten los cuatro jóvenes, el profesor Carmelo Rabasco ha deseado que "el mensaje que lanzan estos niños, de una manera tan inocente y tan sencilla cale en la sociedad".
También ha confiado en que, con estos mensajes, se deje de ver a la Agencia Tributaria como un "ogro que viene a por el dinero" y la veamos como un organismo que se dedica a recoger fondos para luego garantizar el bienestar.