El equipo del Cambio
- Obama contará con Rahm Emanuel como jefe de gabinete
- John Podesta estará al frente del equipo que gestionará la transición
- Warren Buffet es el candidato favorito para dirigir la economía
- El gobernador de Arizona, Bill Richardson, suena como secretario de Estado
- El ex candidato a la presidencia, John Kerry, también tiene opciones
- Al Gore estará probablemente al frente de Energía
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No hay tiempo. Los retos son de tal envergadura que Barack Obama está ya formando su nuevo equipo. A su estilo, con flema pero sin apartarse un ápice de la ruta trazada. La primera pieza es su jefe de gabinete. Será el congresista por Illinois, Rahm Emanuel, asesor de la administración Clinton y amigo íntimo del presidente electo. Conoce a fondo los entresijos de Washington y del Congreso.
Obama también ha anunciado los tres nombres que gestionarán los 75 días de transición hasta que entre en la Casa Blanca. Se trata de John Podesta, que fue precisamente jefe de gabinete con Clinton; Valerie Jarret, amiga personal y asesora de Obama durante la campaña; y Pete Rouse, jefe de gabinete de Obama en el Senado.
Un hombre para salir de la crisis
Pero habrá que esperar al fin de semana como mínimo para conocer a los alfiles de la nueva administración: el secretario de Estado, equivalente a nuestro ministro de Asuntos Exteriores, y el secretario del Tesoro, el ministro de Economía y Hacienda en la terminología americana.
Otras fuentes señalan que los nombramientos se retrasarán hasta finales de mes, al día de Acción de Gracias. Sin embargo, Obama tiene bien presente el primer error de Clinton, que los aplazó mes y medio. Incluso designó algunos cinco días antes de la toma de posesión. No hubo tiempo material para que se pusieran al día.
En todo caso, hay un candidato que suena con fuerza para salir de la peor crisis desde la Gran Depresión. Warren Buffet, multimillonario. Según la revista Forbes, el hombre más rico del mundo: más de 50.000 millones de dólares. El "oráculo de Omaha" es de una casta especial. De los que consideran que se deben subir los impuestos a las grandes fortunas. La mayor parte de la suya irá a parar a la fundación Bill y Melinda Gates.
Además de filántropo, Buffet ha salido al rescate en varias crisis financieras, poniendo su propio dinero sobre la mesa. Su empuje y su pragmatismo casan perfectamente con la propia filosofía de Obama. Pero sus 78 años son una buena excusa para rechazar la oferta.
En ese caso, hay más opciones entre los asesores económicos de la campaña demócrata, entre ellos los ex secretarios del Tesoro de Bill Clinton, Robert Rubin y Lawrence Summers. Pero también suena el del ex presidente de la Reserva Federal del Estado de Nueva York, Tim Geithner. Cualquiera de ellos tendrá que gestionar un nuevo paquete para estimular la economía y reformar el sistema financiero mundial de arriba a abajo.
Un hombre para salir de Irak
Los nombres que se barajan para ocupar la secretaría de Estado son el ex candidato demócrata a la Casa Blanca, John Kerry, el ex embajador en la ONU Richard Holbrooke, o el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, que por cierto, habla español perfectamente y sería el puente perfecto para recomponer la relación con el gobierno Zapatero.
Sea quien sea, la agenda será formidable. Además de salir de Irak, hay que librar la lucha contra el terrorismo islamista en Afganistán y Pakistán. Rusia no ha esperado ni un día para lanzar su propio desafío y quiere instalar misiles cerca de la frontera con Polonia. Hay que buscar una salida a la amenaza nuclear de Irán. Y como auguró el vicepresidente electo, Joe Biden, antes de seis meses el mundo pondrá a prueba el temple de Obama.
Nombres con morbo
Durante la campaña, el general Colin Powell, vencedor de la primera Guerra del Golfo, secretario de Estado con Bush, republicano y amigo de McCain, hizo todo un alegato en favor de Obama.
Puede que Obama le devuelva ahora el gesto. Pero no en la secretaría de Estado. No encaja en el cambio. Otra cosa es una oferta para dirigir la secretaría de Defensa o tal vez el Pentágono. Un puesto para el que suenan más nombres: los senadores republicanos Chuck Hagel y Richard Lugar -Obama quiere suturar la brecha partidista- o el demócrata Jack Reed.
Más claras son las posibilidades al frente de la secretaría de Energía. El ex vicepresidente Al Gore, premio Nobel, premio Príncipe de Asturias y campeón en la lucha contra el cambio climático encaja como anillo al dedo. Es uno de los ejes del programa del nuevo presidente, lograr la independencia energética apostando por las energías renovables.
Una de las incógnitas que más expectación suscitan es saber si Obama ofrecerá un puesto a su rival en las primarias, Hillary Clinton. Las credenciales de la senadora por Nueva York son impresionantes y nadie duda de su estatura política. Pero las heridas abiertas entre ambos, y sobre todo, con la mujer de Obama, Michelle, son profundas. Una buena opción sería nombrarla embajadora, aunque ella prefiera reformar la cobertura sanitaria, que junto a la educación son las otras prioridades de la nueva administración.