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R.D. del Congo, un conflicto reavivado por el control del mineral de los teléfonos móviles

  • La lucha de hutus y tutsis oculta el enfrentamiento por el control de minerales como el coltán
  • El jefe rebelde pide negociar con el presidente Kabila el acuerdo comercial con China
  • Cuatro millones de personas murieron en la guerra civil en el este del país entre 1998 y 2003
  • La ONU ya avisó entonces de que el interminable conflicto se basa en la disputa minera
  • Las ONG denuncian que las multinacionales quieren seguir "saqueando" sin control la región
  • En la historia del país, las potencias extranjeras han puesto y depuesto a los gobernantes

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Mundo 24h - El conflicto de la R.D. del Congo

La precaria paz en la zona de los Grandes Lagos africanos ha saltado de nuevo por los aires con el enfrentamiento en el este de la República Demócratica del Congo (RDC, antigua colonia del Congo Belga) por el control de los recursos mineros de la región, especialmente el coltán, del que se nutren las multinacionales tecnológicas.

El rebrote de la violencia, que ahora tratan de contener los líderes mundiales y africanos, tuvo lugar a finales de agosto, cuando el general congoleño rebelde Laurent Nkunda, avanzó con sus tropas por la región de Kivu Norte.

El líder del Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo dice actuar porque su etnia, la minoritaria tutsi, ha sido excluida del proceso de democratización. Ese proceso condujo a la celebración de las primeras elecciones de la historia en julio del 2006, que ratificaron en la presidencia a Joseph Kabila.

No obstante, el propio Nkunda ha declarado otros objetivos de su alzamiento, al reclamar negociar directamente con Kabila sobre un importante acuerdo al que legó su gobierno con China para explotar los recursos mineros de la zona. El país dispone del 80% de las reservas mundiales de coltán, imprescindible para la fabricación de los condensadores de gran parte de aparatos tecnológicos, como los teléfonos móviles.

Con la venta de los minerales, los rebeldes obtienen grandes sumas de dinero para armar y equipar a sus guerrillas, lo que dificulta el desarme de estos grupos acordado hace un año.

Una guerra interminable y olvidada

Pero el conflicto se enraiza mucho más allá: en el caótico proceso de descolonización y el genocidio ruandés de 1994, una vergüenza para las potencias occidentales que escurrían el bulto unas por otras.

Esa violencia salpicó a toda la región de los Grandes Lagos. Además, el este de la RDC, donde confluyen hutus y tutsis, sufrió una guerra civil entre 1998 y el 2003, en la que murieron cuatro millones de personas. Es la contienda más sangrienta desde la Segunda Guerra Mundial.

Ruanda acusa a Kabila de respaldar a los hutus de la Fuerza Democrática de Liberación de Ruanda, relacionados con el genocidio de 1994, y que realiza incursiones en su territorio.

Por su parte, el gobierno de la RDC denuncia la ayuda ofrecida a los rebeldes de Nkunda por el presidente ruandés, Paul Kagame (aliado de Estados Unidos en la región), quien lo niega.

En medio, está la mayor misión de cascos azules en todo el mundo, incapaz de contener la violencia y acusada de inacción por Kinshasa. La Monuc estuvo comandada brevemente por el español Díaz de Villegas, que dimitió a finales de octubre alegando "motivos personales".

Además, Unicef y Amnistía Internacional denuncian que las guerrillas usan varios miles de niños soldado.

Occidente siempre en la sombra

Los Comités de Solidaridad con el Africa Negra afirman que en los últimos meses el gobierno congoleño ha sufrido presiones para rescindir los contratos firmados con China.

Nicolás Dorronsoro, del Servicio Jesuita a los Refugiados, cree que hay "empresas occidentales interesadas en que el statu quo continúe para que el saqueo de los recursos naturales pueda continuar como en la actualidad".

La propia Organización de Naciones Unidas concluyó en un informe enviado al Consejo de Seguridad en el 2001 (en inglés) que la principal causa de los este interminable conflicto es el "control y el comercio" del coltán, el cobre, el cobalto, el oro y los diamantes.

No es algo nuevo. La historia de este territorio desde la llegada de los occidentales es la de la explotación salvaje, de las minas y los indígenas. El rey Leopoldo II fue el primero en explotar un país que oficialmente era propiedad personal suya. Se cree que murieron diez millones de congoleños bajo su yugo.

El país alcanzó la independencia en 1960, aunque los colonos seguían defendiendo sus intereses con ayuda de tropas belgas y estadounidenses. Finalmente, en 1965 se hizo con el poder el comandante Mobutu Sese Seko, considerado el hombre adecuado para imponer el orden por las compañías occidentales que operaban en el país.

El nuevo presidente hizo cambiar el nombre del país por Zaire. Tras inmuerables abusos de su poder, conflictos internos, dejaciones e intervenciones de las potencias, en 1997 las empresas mineras comenzaron a negociar con el líder opositor, Joseph Kabila, para proteger sus intereses.