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Descartan que el accidente del submarino nuclear ruso se debiera a un error humano

  • Al parecer, se debió al sistema antiincendios, que liberó un gas mortal
  • En el siniestro murieron 20 personas, la mayoría de las cuales eran civiles
  • Ninguno de los reactores nucleares se vio afectado por el accidente

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No hubo fallo humano en el accidente del submarino

No hubo error humano. Ésta es conclusión a la que ha llegado la investigación preliminar del accidente en un submarino nuclear de la Flota rusa del Pacífico que el sábado pasado se cobró 20 muertos, según ha declarado el gobernador de la región rusa de Jabárovsk, Víctor Isháyev.

"Los peritajes muestran que los tripulantes no hicieron nada indebido. No se ha descubierto el llamado factor humano", ha asegurado el jefe del Ejecutivo de esa entidad federada rusa a orillas del Pacífico, citado por la agencia oficial Itar-Tass.

Según ha explicado, el submarino nuclear, construido en los astilleros de Amur, estaba equipado con un nuevo sistema contra incendios y se encontraba en su primera etapa de pruebas.

La activación de ese sistema, por motivos que aún se desconocen, con la consiguiente liberación de gas freón, causó la muerte a veinte de las 208 persona que se hallaban a bordo.

El accidente no afectó a los rectores nucleares

De acuerdo con los datos oficiales, 17 de las víctimas mortales eran especialistas civiles. "Ahora estas pruebas han sido suspendidas y los investigadores deben esclarecer la causa del accidente", ha defendido el gobernador de Jabarovsk.

Además, ha agregado que en los submarinos de generaciones anteriores los sistemas de extinción de incendios se activan desde el panel de mando, pero tienen que ser sancionados por el operador.

"El sistema tiene que ser modificado. Si representa una amenaza para la vida de los tripulantes, el sistema de extinción de incendios no puede activarse de manera automática", ha subrayado Isháyev.

La Armada rusa comunicó que el accidente no afectó a los reactores nucleares del sumergible ni provocó fugas radiactivas. Las autoridades rusas no han informado del nombre del submarino donde se produjo el accidente, pero según el periódico "Nezavísimaya Gazeta" en los astilleros de Amur han admitido que se trata del "Nerpa", un sumergible de ataque de la clase "Shark", según la clasificación de la OTAN.

Dicho submarino, según ha desvelado el rotativo, comenzó a construirse en 1991. El accidente más grave de un sumergible ruso tuvo lugar el 12 de agosto de 2000 en el mar de Bárents, cuando 118 marineros murieron al hundirse a 108 metros de profundidad el submarino nuclear "Kursk" tras una explosión en su cámara de torpedos.

Tres años más tarde, el 30 de agosto del 2003, el submarino atómico "K-159", ya fuera de servicio, se hundió durante una tormenta, también en el mar de Bárents, a una profundidad de 170 metros y con 10 personas a bordo, una de las cuales fue rescatada con vida.