La niña británica que quiere morir: "He tomado mi decisión"
- Hannah Jones detalla por qué ha rechazado el trasplante de corazón
- Dice que "no ha habido mes o año en el que no haya estado bajo tratamiento"
- "He tenido bastante de hospitales y quería irme a casa", concluye
- Sus padres aseguran que la han apoyado porque sólo quieren su felicidad
"He tomado mi decisión". Con una madurez sorprendente para una niña de trece años, Hannah Jones defiende su negativa a someterse a un trasplante de corazón que le salvaría la vida... por el momento.
Porque el problema de Hannah es que, tras años de tratamiento médico por su leucemia, ya está harta de pasar su vida en el hospital y quiere vivir los seis meses que le restan de vida sin pensar en médicos y en tratamientos milagrosos.
"He estado en el hospital demasiado tiempo", confiesa en una entrevista exclusiva con la cadena de televisión británica Skynews, la primera desde que un juez ha reconocido su derecho a morir dignamente.
Una vida en un hospital
"No ha habido un mes ni un año en mi vida en el que no haya estado bajo tratamiento médico", relata Hannahh, que repite que no quiere pasar por ninguna operación más.
"Hay una oportunidad de que esté bien y hay otra de que no esté tan bien como podría estar. Ésa es la que estoy deseando tomar", añade con una frialdad sorprendente.
La operación consistía en un complicado trasplante de corazón, en cuya operación podía morir, pero que era necesaria debido a que su corazón bombea a una capacidad muy inferior a la normal.
El problema es que esta intervención serviría sólo para alargar precariamente su vida, ya que los medicamentos para evitar el rechazo del órgano podrían ayudar a que volviesen con fuerza los síntomas de la leucemia.
"Ellos me explicaron todo pero no quería ninguna operación más. He tenido ya bastante de hospitales y quería irme a casa", ha subrayado la niña.
Padres heridos
Junto a ella, su madre Kirsty, que le ha apoyado en todo momento en su decisión pese a que le instaron a que llevase a su hija al hospital si no quería que la Policía fuese a buscarla.
"Una empleada de protección de menores vino y fue fabuloso. Escuchó lo que Hannah quería, fue a la corte de apelación, comunicó lo que le había dicho Hannah y eso paralizó el proceso", ha detallado la mujer.
Por su parte, Andrew, el padre de la niña, ha asegurado en declaraciones al Daily Telegraph que es "hiriente ser acusado de evitar que ella haga cualquier cosa para salvar su vida, cuando todo lo que hacemos está guiado a lograr su felicidad".