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Después de las cámaras. La labor de Unicef en Myanmar seis meses después del ciclón Nargis

  • Unicef ha atendido a 1,5 millones de personas en seis meses después del ciclón
  • De todos los beneficiados, 450.0000 son niños
  • La agencia de la ONU ha trabajado en la reconstrucción de centros de salud y escuelas
  • Otra de las labores principales es garantizar el acceso a agua potable y al saneamiento
  • El Nargis afectó a 2,4 millones de personas y dejó 140.000 muertos y desaparecidos

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Supervivientes del Nargis miran los efectos del ciclón desde su cabaña el pasado mes de junio.
Supervivientes del Nargis miran los efectos del ciclón desde su cabaña el pasado mes de junio.

Los grandes titulares pasan, pero cuando se apagan los focos de las cámaras las necesidades siguen estando ahí. El ciclón Nargis arrasó Myanmar, la antigua Birmania, hace más de seis meses, el 2 de mayo, dejando tras de sí 140.000 muertos y desaparecidos y más de 2,4 millones de personas afectadas.

Sus vientos, de más de 200 kilómetros por hora, destruyeron el 95% de las viviendas, la mitad de las escuelas y tres de cada cuatro centros de salud rurales.

La primera respuesta de urgencia es clave, pero no menos importante es la labor que se desarrolle después, cuando los medios de comunicación se han ido. Unicef ha seguido trabajando en los 36 municipios afectados por el ciclón y las inundaciones (en nueve de ellos especialmente en los dos últimos meses).

Las intervenciones en materia de salud, agua y saneamiento, nutrición, educación y protección a la infancia, ha beneficiado a 1,5 millones de personas, 450.000 de ellas niños, según informa Unicef en su informe sobre los 180 primeros días tras el Nargis.

Myanmar ocupa el puesto número 40 en el ranking de los países con mayor mortalidad infantil. El 10,4% de los niños muere antes de cumplir los cinco años. Unicef trabaja desde 1950 en el país asiático y cuenta con una plantilla 130 personas que se ha reforzado en los últimos meses con otras 60 más.

Reconstruir los centros de salud rurales

Una de las principales labores ha sido rehabilitar los servicios sanitarios. Al menos 118.000 niños de nueve a 15 años de las zonas afectados han sido vacunados para evitar enfermedades como el sarampión.

Durante estos seis primeros meses, ha trabajado para la reparación de los centros de salud rurales. Un 75% de ellos quedaron destruidos o dañados por el ciclón. En un primer momento, se repartieron 17.000 techumbres de sábana y 125 tiendas para la atención sanitaria.

Además, ha dado formación a 130 trabajadores sanitarios para la atención de partos. También se han repartido 25.000 kits para prevenir las muertes por infección de madres y niños y un millón de sobres de sales para la rehidratación oral para las diarreas.

Para hacer frente a la malaria, se han distribuido 230.000 mosquiteras con insecticida y 40.000 kit para el diagnóstico y tratamiento del paludismo y el dengue.

Prevención de la desnutrición

La desnutrición está relacionada en mayor o menor medida con el 50% de las muertes infantiles en países en desarrollo. Entre las prioridades de Unicef en Myanmar está el tratamiento de los niños con deficiencias nutritivas.

Para ello, entre otras medidas, se han establecido ocho nuevas unidades hospitalarias para el tratamiento de la desnutrición severa con capacidad para atender a 1.000 niños. Se han repartido además miles de cajas de Plumpy Nut, un preparado a base de cacahuete que no necesita agua para su consumo, y tabletas con multinutrientes y vitaminas.

Agua y saneamiento

El ciclón Nargis destruyó las infraestructuras de abastecimiento y saneamiento de agua de un país en el que ya de por sí no todo el mundo tenía acceso a agua potable (sólo el 78% de la población) ni al saneamiento (77%). Los pozos quedaron anegados, los estanques comunitarios se salinizaron y los sistemas de recogida de agua de lluvia quedaron inservibles.

La primera labor fue la distribución urgente de materiales para la purificación y la provisión de agua limpia en los campos de refugiados. En este tiempo, se han conseguido recuperar 530 estanques y 246 pozos. Se han instalado también 500 contenedores con capacidad para 1.800 litros de agua de lluvia en escuelas y centros de salud.

Unicef ha contribuido a la puesta en marcha de ocho plantas de tratamiento de agua capaces de preparar entre 4.000 y 15.000 litros por hora, lo que proporciona agua segura para 11.000 personas.

Se han repartido kit para la potabilización de agua, cerca de 12 millones de tabletas para su purificación y materiales suficientes para la construcción de 35.000 letrinas familiares.

Reconstruir más de 4.000 escuelas

El ciclón se llevó por delante más de 4.000 escuelas infantiles, es decir, la mitad de las que existían en la antigua Birmania. Durante estos 180 primeros días, la ayuda de Unicef ha llegado a 3.000 centros y 450.000 niños.

Se han instalado marquesinas y tiendas provisionales mientras se han ido arreglando las instalaciones y se ha repartido material como mesas y sillas (unas 130.000), pizarras (11.000) y paquetes esenciales con cuadernos y lápices para 315.000 niños.

Unicef todavía tiene trabajo en Myanmar para mejorar las condiciones de los niños y evitar que sean víctimas de abusos, violencia y explotación y conseguir que los que todavía no han encontrado a sus familiares puedan reunirse con ellos.

Una de las prioridades, ahora, es reemplazar los centros de salud rurales y escuelas provisionales por estructuras permanentes.