La Guardia Civil desaloja y detiene a la treintena de activistas de Greenpece que bloquean Garoña
- Efectivos de la Benemérita han llegado sobre las 15:00 horas a la puerta de la central
- Los activistas han opuesto resistencia pasiva tras estar casi diez horas protestando
- Habían colocado un contenedor en la puerta de entrada, que han abierto con sopletes
- La planta ha funcionado durante todo el día con normalidad
La Guardia Civil ha desalojado y detenido a una treintena de activistas de Greenpeace que permanecían desde las 6 de la mañana encadenados en la Cantral de Santa María de Garoña (Burgos), aunque el contenedor que bloqueaba la entrada sigue en la puerta del edificio.
En concreto, sobre las 15:00 horas ocho todoterrenos y dos vehículos especiales llegaron a la central con el objetivo de desalojar a todos los activistas. Éstos adoptaron una actitud de resistencia pasiva, por lo que el desalojo ha llevado cierto tiempo a la Guardia Civil, que los ha tenido que sacar en volandas.
Finalmente, han desencadenado a los activistas que estaban encadenados al puente sobre el río Ebro en el acceso de la central. Más difícil ha sido el desalojo de la decena de ellos que estaban en el interior del contenedor que bloqueaba la entrada, para lo que han tenido que usar sopletes.
Según ha confirmado a RTVE.es Carlos Bravo, portavoz del grupo ecologista, la acción ya ha terminado, aunque el contenedor sigue en la puerta debido a la dificultad para retirarlo porque está anclado al suelo.
Los activistas de Greenpeace habían instalado este jueves por la mañana este contenedor en la entrada de la central nuclear de Garoña, en Burgos, para exigir al Gobierno "el complimiento de su compromiso de cierre de las centrales nucleares" y la "clausura inmediata" de esta central.
Resistencia pacífica
"Se trata de una protesta pacífica de resistencia y estamos preparados para resistir días", han asegurado los ecologistas.
Ninguno de los activistas ha rebasado el perímetro de las instalaciones, según informan desde la central nuclear de Santa María de Garoña, que confirma el "normal funcionamiento de la planta."
El contenedor colocado por Greenpeace junto a la entrada de la central nuclear de Garoña, en el norte de la provincia de Burgos, no pretende bloquear los accesos a la planta atómica sino llamar la atención sobre el problema, ha confirmado Bravo.
Bravo ha señalado que se puede entrar y salir de la central y que su objetivo con esta iniciativa es recordar al Gobierno que ha de cumplir su compromiso electoral de cerrar esta planta atómica.
La acción de "protesta pacífica" de Greenpeace se enmarca dentro de la campaña 'Yo soy antinuclear' y persigue recordar a la opinión pública el compromiso electoral del PSOE de "sustituir de forma gradual la energía nuclear en España por energías seguras, limpias, y menos costosas, cerrando las centrales nucleares".,
Piden a Zapatero que cumpla sus compromisos
El director ejecutivo de Greenpeace, Juan López de Uralde, ha explicado que "es hora de que el Gobierno socialista cumpla su compromiso de cerrar Garoña y las demás centrales nucleares". "El presidente Zapatero cometería un grave error si decide darle la espalda a la mayoría antinuclear de la ciudadanía", ha añadido, según un comunicado de la organización.
Según Greenpeace, la central nuclear de Garoña, inaugurada en 1971, está "totalmente amortizada desde hace años" y es "una central nuclear obsoleta, aquejada de graves problemas de seguridad". Su permiso de explotación termina en julio de 2009, pero la compañía propietaria Nuclenor ha pedido una prórroga de otros 10 años para la central.
"No hay ningún motivo económico, ni energético, ni medioambiental ni social al que el Gobierno pueda agarrarse para incumplir su compromiso de cerrar Garoña y las demás nucleares", ha sostenido Carlos Bravo, responsable de la campaña de energía nuclear de Greenpeace.
"Garoña está más que amortizada, su escasa producción eléctrica está sobradamente compensada por el incremento anual de la electricidad renovable, tiene serios problemas de agrietamiento por corrosión, y el rechazo social que genera es manifiesto", ha concluido.