Bruselas propondrá a los 27 un plan de estímulo de dos años basado en el gasto público
- Relajará el techo del 3% de déficit público que recoge el Pacto de Estabilidad
- Alemania está reticente a esta medida, mientras que Francia apuesta por superarla
- El plan está valorado en 130.000 millones de euros, el equivalente al 1% del PIB europeo
- Además de las inversiones nacionales, se acelerarán los fondos de cohesión
- No recomienda ni el recorte del IVA de Reino Unido ni dar ayudas al sector del automóvil
La Comisión Europea propondrá a los Veintisiete un plan de acción coordinada frente a la crisis económica centrada en el aumento del gasto público-relajando el techo de déficit del 3%- y las rebajas fiscales selectivas, con la esperanza de espolear la actividad y el consumo y dinamizar el mercado laboral.
El plan empezaría aplicarse en 2009, tendrá una duración máxima de dos años y supondrá la movilización de unos 130.000 millones de euros (en torno al 1% del PIB comunitario) para frenar la caída de la actividad, según desveló la semana pasada el gobierno alemán.
El dinero procedería de los fondos comunitarios, de los presupuestos de los 27 países de la Unión y del Banco Europeo de Inversiones (BEI).
Hacen falta medidas "inmediatas", aunque temporales y limitadas a ciertas áreas, ha destacado el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, que también ha insistido en la importancia de la coordinación entre los estados miembros.
Francia contra Alemania
Detrás de este llamamiento existe la división entre las posturas de Francia, que apuesta por una clara intervención pública a través del déficit, y Alemania, que insiste en que el aumento del gasto público no implica dejar de lado las reglas de estabilidad presupuestaria.
"No hace falta confundir acción y precipitación", aseguró la canciller alemana, Ángela Merkel, este lunes tras reunirse con el presidente francés, Nicolás Sarkozy.
Por su parte, el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, ha defendido en las últimas semanas la necesidad de que el estímulo sea "lo suficientemente grande y audaz para que funcione a corto plazo", lo que le sitúa más cerca de Sarkozy que de Merkel.
"Estamos viviendo momentos excepcionales que requieren medidas excepcionales", ha subrayado Barroso, que aclara que el plan de recuperación que proponga el Ejecutivo comunitario tendrá en cuenta las distintas situaciones en las que se encuentran los Estados miembros.
Circunstancias "excepcionales"
Para que los Estados miembros puedan financiar sus planes nacionales de estímulo fiscal, el Ejecutivo comunitario confirmará este miércoles que durante los próximos meses utilizará al máximo la flexibilidad que permite el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) tal y como se reformó en 2005.
Ello significa que se relajará el límite del 3% de déficit público que contempla el Pacto y no se sancionará a los Estados miembros que lo superen.
El propio comisario de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, ha explicado en los últimos días que si un Estado miembro supera el límite del 3% de déficit pero la desviación es escasa y temporal, la UE no le abrirá un procedimiento por déficit excesivo porque tendrá en cuenta las "circunstancias excepcionales" que está atravesando la economía.
Aún así, fuentes comunitarias han matizado que "no se suspende la aplicación del Pacto de Estabilidad".
Más fondos de cohesión
Y es que la Comisión cree que hay que compensar con inversión pública la debilidad del sector privado. Para ello, además de recurrir a las arcas nacionales, propone acelerar la ejecución de los proyectos financiados por los fondos de cohesión y adelantar los pagos a los países previstos para los próximos años (en total, la política de cohesión tiene un presupuesto de 247.000 millones de euros de 2007 a 2013).
También plantea acelerar las transferencias del Fondo Social y revisar los requisitos para acceder al fondo de ajuste a la globalización -dirigido a la reinserción de trabajadores despedidos por los cambios en los flujos de comercio mundial- e incluso aumentar su dotación, fijada ahora en 500 millones de euros anuales.
Sin rebajas del IVA y ayudas al automóvil
La Comisión descarta la concesión de ayudas directas a la industria -tampoco a la automovilística, que las reclama desde hace semanas- y aboga por concentrarse en facilitar a las empresas el acceso a la financiación, para impulsar la inversión.
Considera que los préstamos del BEI pueden desempeñar un papel importante en este ámbito y propondrá a los Veintisiete ampliar su capital para permitirle conceder más créditos.
En el ámbito tributario, Bruselas no recomendará a los países rebajas fiscales generalizadas -como ha hecho Reino Unido, al recortar 2,5 puntos el IVA-, consciente de que no todos los países tienen el mismo margen presupuestario.
Pero sí les instará a adoptar bajadas selectivas de algunos impuestos, por ejemplo para los productos "verdes".
En esa línea, el comisario europeo de Industria, Günter Verheugen, ha sugerido la concesión de una "prima o bonus" a los compradores que adquieran un vehículo nuevo menos contaminante, una medida que apoyaría al mismo tiempo al sector automovilístico y a la reducción de emisiones.