Ignacio Uría, un pilar en la vida de Azpeitia
- El empresario asesinado era muy popular en su pueblo
- Estaba casado y tenía cinco hijos, tres chicas y dos chicos
- Ha sido asesinado en el entorno en el que pasó casi toda su vida
Llevaba una vida apacible y rutinaria. A sus 70 años, Ignacio Uría ha sido asesinado en el entorno en el que ha transcurrido la última parte de su vida, junto a su empresa, Altunia y Uría, su domicilio, ubicado en la misma zona del barrio Loyola de Azpeitia, y el restaurante Kiruri, donde solía jugar cada día a las cartas con sus amigos de toda la vida.
Vivía sin escolta, y sus amigos más cercanos aseguran que nunca tuvo miedo a sufrir un atentado, a pesar de ser uno de los propietarios de una empresa amenazada por ETA y de trabajabar en la construcción de la alta velocidad vasca, una infraestructura marcada en rojo en los planes de la banda terrorista.
De hecho, su compañía ya había sido saboteada el pasado 16 de marzo de 2007. Varios vehículos aparecieron con las ruedas pinchadas, pintadas y los tubos de escape tapados.
Era muy popular
Uría deja mujer y cinco hijos, tres chicos y dos chicas, y todos sus amigos le consideraban parte de su familia. Su vida social transcurría por completo en el restaurante Kiruri, donde todos sus trabajadores han llorado la muerte de su cliente más querido. "Ha sido un mazazo", coincidian los propietarios, que ampliaban el cariño a toda la familia del empresario asesinado.
"Hemos llegado al bar, íbamos delante y él detrás. Entonces hemos escuchado como un ruido de petardos y lo hemos visto en el suelo", ha relatado un amigo de la víctima a Radio Nacional, que confiesa haberse quedado "helado después de 40 años juntos".
Todos le han descrito como una persona afable y divertida. "Era un cachondo mental", aseguraban. Junto a ellos, Uría acudía todos los días para jugar a las cartas, tomarse un café y fumar un faria.
Ignacio, que iba a cumplir 71 años el próximo 4 de enero, era muy conocido en su pueblo, donde nació, vivió y aportó empleo a una buena parte de sus ciudadanos con su empresa de construcción. Hoy, ETA, con tres disparos, ha derribado un pilar de la vida en Azpeitia.