Enlaces accesibilidad

General Motors anuncia 2.000 despidos, mientras los fabricantes vuelven a pedir ayudas

  • La crisis le obliga a reducir los turnos de trabajo en tres plantas de EE.UU. y Canadá
  • Las tres grandes de Detroit vuelven al Congreso para solicitar 34.000 millones de dólares
  • Bush advierte de que deberán devolver los fondos públicos que se les suministren

Por

La principal compañía fabricante de automóviles de Estados Unidos, General Motors, ha anunciado que en febrero despedirá a unos 2.000 empleados en tres plantas de Estados Unidos y Canadá ante el desplome de las ventas y la grave crisis económica que amenaza la supervivencia de la empresa.

Los despidos coinciden con la publicación en ambos países de las cifras de empleo en noviembre, las peores en varias décadas; así Estados Unidos perdió 533.000 puestos de trabajo, en tanto que en Canadá se destruyeron 71.000 empleos.

Estas cifras parecen reforzar la necesidad de que el sector del automóvil norteamericano reciba ayudas públicas para evitar la eliminación de empleos; el principal sindicato del sector en Estados Unidos, UWA, estima que se podrían perder tres millones de trabajos.

Para evitarlo, los presidentes de las tres principales compañías del automóvil -Richard Wagoner, de General Motors; Alan Mulally, de Ford; y Bob Nardelli, de Chrysler- han vuelto a comparecer este viernes ante el Congreso, en este caso ante la Comisión de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes, para intentar convencer a los legisladores para que les concedan los 34.000 millones de dólares que dicen necesitar para superar la crisis. Reducción de turnos

Mientras llegan las ayudas, General Motors ya ha decidido reducir los turnos de trabajo en las plantas estadounidenses de Lordstown (890 empleados) y Orion Township (390), así como en la canadiense de Oshawa (700 trabajadores).

En Lordstown, la empresa produce los autos Chevrolet Cobalt y Pontiac G5, mientras que en Orion Township se montan Chevrolet Malibu y Pontiac G6. En Oshawa se produce el Chevrolet Impala.

La empresa presidida por Richard Wagoner, quien este jueves reconoció que habían cometido "errores" en su gestión ante una comisión del Senado, reclama al Gobierno federal 18.000 millones de dólares, 4.000 de ellos con urgencia, para evitar la quiebra.

Chrysler, por su parte, asegura necesitar 7.000 millones de dólares, mientras que Ford, la más saneada, pide una línea de crédito de 9.000 millones de dólares.

Bush, reticente

Sin embargo, los legisladores, especialmente los republicanos, siguen resistiéndose a poner un montante tan elevado del dinero de los contribuyentes en manos de compañías privadas, por lo que exigen planes de viabilidad que aseguren la pervivencia a largo plazo del sector y mayor transparencia, con un control estricto de las ayudas concedidas.

Así, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ha reclamado este viernes en una declaración desde la Casa Blanca que las tres grandes de Detroit devuelvan cualquier ayuda de fondos públicos que se les suministre.

En cualquier caso, Bush ha subrayado su preocupación sobre la pérdida de puestos de trabajo y, en particular, del sector automovilístico, al opinar que es posible que los gigantes de Detroit "puedan no sobrevivir" a la crisis.

La Casa Blanca defiende que para recibir fondos públicos estas empresas deben acometer reformas que las hagan más eficientes en su organización y en el uso de energía. En su declaración, Bush ha comentado que las automovilísticas deben tener en cuenta todos los aspectos empresariales y demostrar que pueden "no sólo sobrevivir, sino prosperar" a cambio de la ayuda estatal.