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La larga marcha hacia la estabilidad

  • Desde 1808, España ha promulgado un total de 9 textos constitucionales
  • Además, ha habido varios proyectos que se han quedado sin definir
  • La de 1978 es la Constitución más estable y respaldada
  • Revive la aprobación de la Constitución con el Archivo de RTVE

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1808-1814: Guerra y Constitución

Después de 30 años de vida, la Constitución de 1978 se ha convertido en el texto constitucional más sólido y aceptado de cuantos se han aprobado en España. Pero, desde luego, no es el primero. El constitucionalismo español tiene tras de sí una larga historia llena de aciertos y también de sonoros fracasos.  

David Ortegam profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Rey Juan Carlos, explica que a España le ha costado dos siglos alcanzar una "Constitución de todos". "El principal éxito de la constitución es que es de todos. Es importante señalarlo cuando nuestra historia constitucional, durante dos siglos, era de una sola parte y cada partido de turno la cambiaba", asegura.

Así, el primer intento de dotar al país de una Constitución tuvo lugar en 1808, en Bayona, donde Napoleón impuso a un consejo de notables un texto constitucional que, aunque instauraba una monarquía hereditaria, obligaba al rey a respetar los derechos de los ciudadanos. A pesar de su aire modernizador, esta especie de carta otorgada no obtuvo apenas respaldo entre los españoles.

Cádiz, 1812

En cambio, sí encontró respaldo el segundo intento, que tuvo lugar en 1812, con el país invadido por los franceses y las cortes refugiadas en Cádiz. Allí se alumbró un bello y largo texto constitucional que se aprobó el 19 de marzo, día de San José, motivo por el que la Constitución fue conocida como `La Pepa¿.

Este texto, que entraría en vigor varias veces: entre 1812 y 1814, entre 1821 y 1823 y entre 1836 y 1837, instauraba la soberanía popular y la división de poderes bajo el gobierno de una monarquía de corte moderno y sujeta al parlamento. 

Aunque era todavía una constitución tímida en muchos aspectos, fue el símbolo del liberalismo español durante todo el siglo XIX y se invocó siempre como punta de lanza de la renovación del país. Eso hizo que cada vez que Fernando VII decidía retroceder hacia el absolutismo, la constitución fuera abolida.

Estatuto Real de 1834

Tras morir Fernando VII, la regente, María Cristina, pacta con las fuerzas liberales y, ante la amenaza carlista, pone en marcha un proceso de reformas que tiene como elemento `puente¿ el llamado Estatuto Real, una carta otorgada que todavía deja la soberanía en manos del rey, pero que ya da importantes atribuciones a las cortes. 

Constitución de 1837

Tras la revuelta de los Sargentos, en La Granja, Segovia, en julio de 1836, se puso de nuevo en vigor la Constitución de Cádiz y se empezó a trabajar en un nuevo texto, que entraría en servicio en 1837 y mantendría y ampliaría los principios rectores del aprobado en 1812. Es decir: monarquía constitucional, soberanía popular, reforma electoral y, por primera vez, cortes bicamerales.

Constitución de 1845

En 1843, el general Espatero fue elegido regente en lugar de María Cristina, lo que dio inicio a un nuevo proceso constituyente que desembocaría en la Constitución de 1845, un texto de inspiración moderada que deja la soberanía en manos del Rey y las Cortes y se la quita al pueblo. También se debilitó la importancia de las elecciones, pues los mandatos de los diputados se alargaron a cinco años.

Constitución de 1869

Entre la de 1845 y la de 1869, hubo dos proyectos constitucionales en 1852 y 1856 que no llegaron a promulgarse. Sería en 1869, tras la Revolución de 1868, cuando el general Serrano, en el poder, decide crear un nuevo marco jurídico.

La constitución resultante fue claramente liberal y progresista. Dejó la soberanía al pueblo en manos sólo de las Cortes e instauró por primera vez el sufragio universal y libertades como la de prensa o la de asociación.

Proyecto de constitución Federal de 1876

Proclamada la República en 1873, el nuevo Gobierno formó una comisión para redactar una nueva constitución de inspiración federal. Sin embargo, nunca llegó a aprobarse, puesto que la República no viviría el tiempo necesario. Aquella constitución proponía una federación de estados españoles al estilo de los Estados Unidos.

Constitución de 1876

Restaurada la monarquía en la figura de Alfonso XII, se trabajó en una nueva constitución que fue dirigida por Manuel Alonso Martínez. El texto volvió a poner la soberanía en manos del Rey y las Cortes, lo mismo que el poder legislativo. Además, el sufragio volvió a ser censitario, aunque más tarde se retornaría al universal.

Estaría oficialmente en vigor hasta 1931, si bien en 1923 quedó parcialmente suspendida por la dictadura de Miguel Primo de Rivera, que se extendería entre 1923 y 1930 y que pasaría por un fracasado proyecto de reforma constitucional.

Constitución de 1931

Tras el periodo de la dictadura de Primo de Rivera, España vive una rápida revolución que, en 1931, da lugar a la proclamación de la II República. El nuevo gobierno republicano logra aprobar en diciembre de 1931 un emotivo texto que, por primera vez, define a España como una ¿República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y Justicia¿.

La soberanía residía en el pueblo y el poder legislativo quedaba exclusivamente en manos de las Cortes, mientras que el Ejecutivo lo asumía el Presidente de la República, que también era jefe del Estado, y, en su nombre, el presidente del Gobierno.

Por primera vez, se daba capacidad a las provincias para organizarse como regiones autónomas y se les permitía contar con estatutos de autonomía, de los que sólo se aprobaron el de Cataluña y el del País Vasco.

Fue la última vez que los españoles se dotaban libremente de un texto constitucional antes de 1978.